A lo largo de doce meses de encuentros en el barrio y de frecuentación de la pared azul, hemos aprendido muchas cosas. Una de ellas tiene que ver con un arte popular muy arraigado en Argentina: buscar la vuelta. Buscarle la vuelta a prácticamente todas las cosas.
La CIRCULAR LA VEREDA nace así. Como un intento de persistir en el espacio público de una manera que se parezca a quienes la hacemos. Es decir que sea reflejo de lo que venimos a proponer, reflejo de aspiraciones que peligran por el avance, en la sociedad, de otras formas de hacer y de pensar que resultan avasallantes y ponen en peligro lo único que quizás debiera ser sagrado: la relación con el otro. El cuidado. La vida, decíamos el otro día. La vida: porque eso es lo que está en riesgo, por ejemplo cuando se acepta como inevitable la extrema pobreza, el abandono de los seres humanos a su suerte, la falta de cuidado que se ha vuelto hace mucho pandémica, aunque no se nombre así, y aunque no se le responda como debería ser si, de verdad, a nivel planetario importara salvar vidas.
Cada una de nosotras, miembros de la Circular, tiene sus distintos espacios donde puede expresar éstas, y también muchas otras ideas. Lo bueno es que además coincidimos aquí. Frente al muro. Y frente a ese muro elegimos tender un puente para crear formas de expresión artesanales y colectivas desde algunas de nuestras aspiraciones. Así nos hemos ido conociendo: desde las aspiraciones, los sueños, los anhelos. Y conociendo a quienes han tenido la buena voluntad de colaborar con este espacio, aportando respuestas a nuestras preguntas. ¡Les estamos agradecidas!
En este camino, de una etapa a otra, también hemos ido conociendo a otras personas que, por algún motivo, han considerado necesario arrancar de la pared algunos de nuestros mensajes… Incluyendo esperanzas que eran tuyas, mías, nuestras… Se rompieron esperanzas y se rompieron palabras sueltas que resuenan unas con otras y que quedaron algún día en la vereda, literalmente a la intemperie. A esas personas, que también conocimos, hoy las podemos llamar por su nombre. Ellas son: Intolerancia e Idiotez.
Intolerancia e Idiotez han creído su deber arrancar, despegar, romper mensajes. Y esto que se venía haciendo con tal o cual afiche, en noviembre, tras haber pegado el amoroso mensaje de La Boétie, sobre fraternidad, generó un cuasi vaciamiento de la pared azul… Es poco probable que Intolerancia e Idiotez lean estas líneas, pero si aparecen por aquí les decimos: todo es una oportunidad, y aunque sea doloroso, a veces también lo es la ignominia. Porque, determinadas a completar las doce intervenciones que nos propusimos, nos pusimos a pensar y redescubrimos… las cualidades de la tiza. Sí, las cualidades de la tiza…
La humilde tiza… La persistente tiza… La tiza no
se arranca, no se rompe, no se despega. Cierto es que se puede borrar y quizás
pronto veamos a Intolerancia e Idiotez, pañito o esponja en mano, y métale a borrar…
creyendo que esto es… de superficie… No lo es.
Y así, nosotras, en estos días, nos sentimos un poco tiza y muy tozudamente, muy porfiadamente renovamos nuestra pregunta de noviembre: “Para vos, ¿qué es la libertad?”
Si ustedes quieren (¿quieren?) con sus respuesta se hará un último afiche colectivo, cerrando un ciclo de aprendizajes… valga la redundancia… circulares. Gracias.
* el conjunto de los mensajes pueden verse en el IG @circularlavereda