jueves, 13 de febrero de 2014

Del cuaderno de Cándida - Pensamientos fragmentados



“No digo que sea una verdad. Pero sí una posibilidad. La función de un libro, a lo mejor, es acompañar. No enseñar, no revelar, no entretener. Todo eso puede ser, son otras posibilidades. Me imagino que no hay porqué elegir entre unas u otras. Pero me resulta reconfortante pensar que la función de un libro es acompañar. Exactamente como dos amigos pueden acompañarse uno a otro. Caminar un rato. Hablar o callarse. Hablar y callarse. Escuchar al otro. Sentir la suerte que uno tiene porque ese otro, es amigo. Es amiga. Llevarlo del brazo. Llevarla. O que te lleve. Todos los libros que he amado se parecen a mis amigos. Son amigos. Entonces la cuestión sería, para el que escribe un libro, cómo se quiere acompañar. Si uno va a andar a los gritos, golpeando las mesas, diciendo: he aquí una verdad. O si uno se va a poner a un costado, para que en el libro de uno, se expresen los demás. O… etc. Las posibilidades deben ser infinitas”.