La intuición es antigua. Carecemos de palabras. Una sola
pretende nombrar algo que siempre es distinto. Amor es una. Amistad es otra. D., por ejemplo, había sido irremplazable,
y ella había amado a D., y D. se había muerto no más porque el amor no
protege. Había sido bueno saber que D. estaba en algún lugar del mundo y que,
de vez en cuando, se podía recibir una carta escrita con tinta verde que
nombraba lo que las unía, desde las cosas más triviales hasta las más
importantes, esas por las cuales una y otra estaban dispuestas a dar los días
de su vida. ¿Qué podía haber en común entre D. y L.? L. a quien comenzaba a
extrañar ni bien se cerraba la puerta. ¿O M.? Chiquillo travieso con quien
se podía ir saltando por las calles. M. de un lado. C. del otro, porque para eso
uno tiene dos brazos para llevar a los amigos y saltar los charcos. ¿Qué decir
de O.? ¿de F.? Algo raro había ahí. Algo inmenso, que no entendía del todo y que, probablemente, no tenía la menor importancia, salvo que de
pronto, lo había visto con claridad. Además de eso… que no era poco… había otra
cosa. ¿Cómo sería no enojarse, no ofenderse, no impacientarse? ¿No alejarse? ¿No
perderse de vista? ¿No separarse? ¿No olvidarse? ¿Cómo sería quedarse? Estar siempre.
Lo que dura una vida, ubicarse en un rincón. No pretender tanto. No reclamar. Encontrar la justa distancia. Y que te encuentren cuando sea necesario. Como
ella hacía con V.H., por poner un ejemplo (podría dar otros). Una vez cada tanto, ella se dirige a la
biblioteca. No se equivoca. Un día es tal libro,
otro día tal otro (depende de la preocupación, de la añoranza). Lo abre, lo
busca. Recorre una página, dos. Se queda. Conversan. Pueden estar un buen
rato ahí, conversando. Cierra el libro. Lo devuelve. Sabe que podrá volver a consultarlo, aunque no sabe si eso sucederá pronto o mucho
más tarde. Él está. El libro está. No se va. No puede ofenderse, no puede
cansarse. Y ella, nunca será para él, insoportable. Eso es bueno. Pero
hay algo mejor. Al menos eso piensa. Quizás alguna vez lo dijo
(¿alguna vez lo dijo?). Ciertos días, eso es lo que quiere ser. Como un libro. No alguien que
escribe libros sino el libro. Un libro que se pudiera consultar, con el que se pudiera conversar, cuando exista
esa necesidad.
C.