“Creo que lo que le reprocho a los libros en general es que no son libres. Se ve a través de la escritura: están fabricados, están organizados, reglamentados, conformes, se diría. Una función de revisión que el escritor ejerce a menudo hacia sí mismo. El escritor entonces se vuelve su propia censura. Me refiero a la búsqueda de la forma correcta, es decir la forma la más corriente, la más clara y la más inofensiva. Todavía hay generaciones muertas que hacen libros pudibundos. Hasta jóvenes: libros encantadores, sin prolongación ninguna, sin noche. Sin silencio”.
Marguerite Duras