martes, 30 de abril de 2024
domingo, 28 de abril de 2024
La peña del cariño entero
Anoche en “Almagro Sur” -allí donde se orillan Almagro con Boedo- estaba anunciada “Cosas de un barrio y de otros”, una juntada de la “Agrupación Vermú (La verdad a medias)” y de “Piraña”, melodioso conjunto de canciones criollas que tiene –entre otras- la virtud de generar encuentros donde conviven la poesía (en verso o en prosa), la buena música y alguna sorpresa fraterna.
Ayer nos regalaron el poder conocer a sus amigos de la “Agrupación Vermú”, cuya singularidad es tan específica que cualquier intento por clasificar lo que hacen resultaría una absoluta falta de decoro. De todas maneras, digamos que desde hace varios años ellos se juntan a compartir un vermú en la casa de alguno, y a contarse cosas incomprobables que forman parte de sus propias historias o de gente que han conocido, o sobre la que creen tener alguna revelación que podría resultar interesante y que los demás se van a encargar de demoler por aquello de “La verdad a medias”. Allí hay, además de un espíritu amistosamente chacotero, toda una filosofía del saber vivir con las pocas certezas que llegamos a alcanzar. Uno de ellos es mago de la estirpe de los delirantes, otro se dice capaz de adivinar la suerte del tiempo inmediato de quien se arriesgue a medirse con el fugaz destino de sus próximos minutos u horas de existencia, y en todos se percibe una envidiable capacidad para la parla. No por nada, durante la jodida pandemia, llevaron adelante un programa de radio que alcanzó la cifra de 75 envíos hacia lo conocido y lo desconocido.
De “Piraña” ya hemos hablado en otras oportunidades porque, al igual que el público que ayer colmó la casa amiga donde funciona “Almagro Sur”, somos encantados seguidores del modo profundo y serio con el que encaran sus trabajos musicales. Hay en ellos una idea de obra que está alejada de cualquier atisbo de solemnidad, pero que le da un énfasis particular a cada uno de sus proyectos: “Larvas (Canciones para Castelnuovo)”, “El Chiflido” (donde aunaron relatos y canciones), “El suspirante y otros ensueños (Ensueños de la canción sentimental)” y “Las doce y no hay novedad (Seis grabaciones)”, más otro que están por grabar y del que anoche adelantaron algunos temas.
Lo hicieron con la humildad de siempre, y en medio de un apretuje de gente que pugnaba por verlos y escucharlos en un ámbito de peña que favoreció que terminásemos cantando a coro varias de sus canciones. Y ese es un mérito enorme porque, aturdidos como están nuestros oídos por sonidos que nada nos dicen de nosotros mismos, “Piraña” ha sembrado y va cosechando identidad y un cariño entero que hace que cantemos juntos que “para soñar, es más lindo soñar cosas queridas”. Un sueño así, como la peña de anoche.
Carlos Semorile
lunes, 8 de abril de 2024
Por amor al prójimo...
La foto viene de un muro amigo. En principio, me alegro. Aunque lamento no saber dónde y cuándo se escribió esta frase. Sea como sea, hace mucho que Arturo Jauretche nos informó y nos formó respecto al rol de la alegría en ciertas luchas. Se me ocurre que, sin llegar a tanto como revolucionaria, la sonrisa suele ser solidaria. Incluso: compañera. Si es sincera... Y si es sincera, resulta irresistible. Te lleva puesto. Me puedo subir a tu sonrisa sincera como a un trapecio y saltar confiada. Ahora, si de tiempos de crisis estamos hablando, esa sonrisa –que no es postura ni mueca ni estupidez– requiere ciertas condiciones. Más de una, en realidad, pero tengo en mente algo preciso.
Sucede que junto con esta foto, me/nos llegan a diario noticias que no son noticias, noticias que son más bien formas de escupir lo que otros escupen. Ejemplo: tal o cual personaje de la vida política nacional (pasa en todas partes) ha dicho una barbaridad y no falta el conocido o –en este caso es peor– el amigo que replica los dichos al infinito. ¿Con qué fin? ¿Pensará que no estamos enterados? ¿Hay forma de escapar a la infamia? ¿Qué pretende el conocido o –insisto: esto es peor– el amigo cuando nos reenvía esos exabruptos? ¿Qué tipo de bien nos está deseando? ¿Nos desea algún bien? Y esa, digamos, “información”, ¿me vuelve más eficaz en mi lucha contra la infamia? ¿Me hace más solidario? ¿Más “revolucionario”? O, volviendo al punto, ¿me ofrece la posibilidad de una sonrisa?
Al fin, ¿qué necesito saber? ¿Para qué? Y si de lograr algo juntos se trata, algo que sea un cambio significativo, ¿no tendría que estar informándome de otras cosas? Informándome, reflexionando un poco, pesando el pro y el contra…
Conocidos, amigos: antes de apretar la opción “reenviar”, revisen por favor su propósito. Consideren el daño que pueden hacer ¿creyendo hacer un bien? ¿Por amor al prójimo? O, es otra opción: no me quieran tanto.
Cándida