Anoche en “Almagro Sur” -allí donde se orillan Almagro con Boedo- estaba anunciada “Cosas de un barrio y de otros”, una juntada de la “Agrupación Vermú (La verdad a medias)” y de “Piraña”, melodioso conjunto de canciones criollas que tiene –entre otras- la virtud de generar encuentros donde conviven la poesía (en verso o en prosa), la buena música y alguna sorpresa fraterna.
Ayer nos regalaron el poder conocer a sus amigos de la “Agrupación Vermú”, cuya singularidad es tan específica que cualquier intento por clasificar lo que hacen resultaría una absoluta falta de decoro. De todas maneras, digamos que desde hace varios años ellos se juntan a compartir un vermú en la casa de alguno, y a contarse cosas incomprobables que forman parte de sus propias historias o de gente que han conocido, o sobre la que creen tener alguna revelación que podría resultar interesante y que los demás se van a encargar de demoler por aquello de “La verdad a medias”. Allí hay, además de un espíritu amistosamente chacotero, toda una filosofía del saber vivir con las pocas certezas que llegamos a alcanzar. Uno de ellos es mago de la estirpe de los delirantes, otro se dice capaz de adivinar la suerte del tiempo inmediato de quien se arriesgue a medirse con el fugaz destino de sus próximos minutos u horas de existencia, y en todos se percibe una envidiable capacidad para la parla. No por nada, durante la jodida pandemia, llevaron adelante un programa de radio que alcanzó la cifra de 75 envíos hacia lo conocido y lo desconocido.
De “Piraña” ya hemos hablado en otras oportunidades porque, al igual que el público que ayer colmó la casa amiga donde funciona “Almagro Sur”, somos encantados seguidores del modo profundo y serio con el que encaran sus trabajos musicales. Hay en ellos una idea de obra que está alejada de cualquier atisbo de solemnidad, pero que le da un énfasis particular a cada uno de sus proyectos: “Larvas (Canciones para Castelnuovo)”, “El Chiflido” (donde aunaron relatos y canciones), “El suspirante y otros ensueños (Ensueños de la canción sentimental)” y “Las doce y no hay novedad (Seis grabaciones)”, más otro que están por grabar y del que anoche adelantaron algunos temas.
Lo hicieron con la humildad de siempre, y en medio de un apretuje de gente que pugnaba por verlos y escucharlos en un ámbito de peña que favoreció que terminásemos cantando a coro varias de sus canciones. Y ese es un mérito enorme porque, aturdidos como están nuestros oídos por sonidos que nada nos dicen de nosotros mismos, “Piraña” ha sembrado y va cosechando identidad y un cariño entero que hace que cantemos juntos que “para soñar, es más lindo soñar cosas queridas”. Un sueño así, como la peña de anoche.
Carlos Semorile