Compartido por Carlos Semorile a quien agradecemos.
De una carta de Víctor a Joan Jara, enviada
desde Londres en 1968:
“Mijita, de repente pienso que vivir en un país
donde tienes todo el mundo en tus manos a través de la noticia, con una
información tan “instructiva” e
“imparcial” es mucho más dañino que vivir en un país como el nuestro,
donde la noticia es manejada por otra nación que domina, pero, por
último donde no sientes, al menos en forma tan apremiante, la inutilidad
de la existencia. Si no, no me explico toda esa juventud drogada y que
se escapa de sí misma hacia cualquier lado para encontrar algo
verdadero, o que se suicidan para encontrar la única verdad de estar
vivo, la muerte. Con todo te colocan como con una estaca contra la
pared: con el hoyo en la yugular de Martin Luther King, con la vista de
la viuda llorando desconsoladamente a su lado; con el bombardeo de Viet
Nam, del hundimiento de un barco donde se salvaron unos pocos, del
estreno de una película de Tony Richardson, del color del rouge que se
usará esta semana o la nueva galleta para el perro. No tienes tiempo de
elegir o meditar tu elección. Si no escoges inmediatamente te quedas
atrás hasta que desapareces, Parece que a nadie le gusta ser uno mismo,
aunque se esté solo. Amorcito, Chile además de estar en manos de los
norteamericanos y de poseer otros defectos, es un lugar donde la tierra
es tierra y el pan es pan; un lugar donde se puede encontrar uno mismo y
encontrar a los demás con compás de verdadera vida, de vida pura,
natural. Ojalá que nunca la “civilicen” como acá. La prefiero así;
bruta, suelta y libre.”