domingo, 18 de agosto de 2013

El deber de un alumno - Un recuerdo de Plenilunio



La dictadura actuó en Chile como una poderosa máquina de dispersión que fabricó (además de todo lo demás) aislamiento e ignorancia. Así, personas que fueron referentes para algunos jóvenes de los años 60-70 pudieron ser ignoradas (no siempre, sin duda, no se puede generalizar al extremo) por jóvenes de otras generaciones. Es el caso del profesor Lautaro Videla Stefoni. Cabría preguntar: ¿qué saben hoy de Lautaro Videla S. los jóvenes chilenos que se preparan a ser profesores? ¿Saben algo? Ojalá que sí. Es bueno darse cuenta –en estos momentos en que la Educación ocupa un lugar tan importante en el debate público, en estos momentos en que volvemos a plantearnos el problema de la Educación que queremos o que necesitamos– que no partimos de cero. No partimos de cero. Tenemos grandes pedagogos en Chile, tenemos “con qué” pensar que otra educación es posible. Porque ya fue posible. Y es que a veces hay que mirar hacia atrás para reencontrarse con la utopía.

Teniendo esto en mente, queremos compartir un breve testimonio de quien fuera un alumno de don Lautaro Videla Stefoni. Quien lo escribe se hace llamar Plenilunio. Hoy también podría llamarse Bienvenido.

***




Me voy a referir a Lautaro Videla Stefoni, alias el Choro Videla, o El Abuelo como se le denominaba cariñosamente, ambos calificativos expresados con mucho respeto. Lautaro era Trotskista y un grupo significativo de escolares de la Escuela Consolidada Miguel Dávila Carson nos reuníamos en su casa de Goyocalán en la Población Dávila para jugar canasta o ajedrez, o a conversar sin límites.

En la Escuela Consolidada, a la salida de una clase dictada por el profesor Videla, al pasar por su lado, él me dice: “Praxi, quédate, tengo que conversar contigo”. Y al salir todos mis compañeros: “Oye cabeza hueca, dime la razón  por la cual te niegas sistemáticamente a traer el cuaderno en limpio de lo ocurrido en mis clases cuando lo solicito para revisarlo, me obligas a ponerte un 1 y bajas ostensiblemente tu promedio de notas en el ramo”. “Profesor –respondo yo– cuando solicita el cuaderno Ud. dice ‘La próxima clase es OBLIGACIÓN  traer el cuaderno en limpio, el que no lo traiga tendrá un 1’, yo no hago las cosas por obligación, las hago porque es mi deber hacerlas”.

“Entiendo”, me respondió. En la próxima clase en que solicitó el cuaderno en limpio dijo: “El jueves revisaré el cuaderno en limpio, es obligación para todos, excepto para el señor Guerrero”. Ese anuncio me costó sangre, y mucho sudor, ya que desde mi cuaderno de apuntes hube de reconstruir todas las clases en que me había negado a presentar el bendito cuaderno. Mi promedio subió visiblemente en Estudios Sociales, gracias al cuidado profesional del profesor para con sus alumnos.

Me emocioné hasta las lágrimas cuando supe de la muerte de mi profesor Lautaro Videla Stefoni.


Plenilunio


Más información.- Acá encontrarán un texto leído en el cementerio Parque del Recuerdo dedicado a la vida y obra del buen profesor: Homenaje a Lautaro Videla S. – Marzo 2012