Hay fantasmas y
fantasmas…
Los fantasmas
siempre fueron parte del folclore, especialmente en zonas rurales. Hay barrios
con fantasmas propios. Desde los albores de la historia se registra su errática
existencia.
Pero, ¿qué es un
fantasma? Su etimología viene del griego, phántasma
con varios significados. Señalemos los que se adecuan a nuestros usos
cotidianos. 1-Imagen de un objeto que queda impresa en la
fantasía. 2-Visión quimérica como la que se da en los
sueños o en las figuraciones de la imaginación, especialmente en estado febril. La
palabra quimera es para nombrar a un monstruo
imaginario. Un fantasma es la creación de una mente circunstancialmente
alterada o enferma.
El introductor del
término fantasma, en la bibliografía médica, fue un médico activo durante la
guerra. El Doctor Weir Mitchel, médico militar en la Guerra de Secesión Americana
(Norte contra Sur) librada entre 1861 y 1865, creó para la medicina el
neologismo fantasma. Durante la contienda, atendía a jóvenes americanos
afiebrados y con terribles infecciones que aseguraban tener visiones de
compañeros de la guerra muertos días, meses o años antes. La desesperación, el
miedo, el hambre y a veces la ignorancia, suelen ser los generadores de
fantasmas.
Pero, ¿existen
realmente los fantasmas?
Los países
latinoamericanos no están en guerra declarada pero abundan los fantasmas. La
Argentina tampoco está en guerra. Tanto en los barrios de Buenos Aires, en los
suburbios y en todo el interior del país hay edificios y estaciones de tren
abandonados. Entonces, se hace más clara la existencia de otro tipo de
fantasmas.
Pueblos que
nacieron con la llegada del tren y murieron con su desaparición. Muchísimas
fábricas de grandes dimensiones cerraron. ¿Qué pasó con esas personas que
trabajaban en esos lugares y hoy están desocupados? Un pueblo incomunicado, un
hombre desocupado sin posibilidades, pasan a la categoría de pueblo fantasma,
el primero, y de fantasma social, el segundo. Numerosos edificios cerrados
porque la especulación ya había sacado lo suyo y fue hora de retirarse. De
inmediato nacieron fantasmas sociales. Un hombre revolviendo desperdicios domiciliarios
en busca de comida es la imagen de un fantasma. Un niño que desde que nació, en
la miseria, fue educado como mendigo, deambula por las calles como un fantasma.
Un país como la
Argentina, primero entre los productores de alimentos del mundo, con habitantes
desnutridos, enfermos, desocupados y con deficiencias educacionales, sin duda
es un generador de fantasmas. Los delincuentes financieros también son fantasmas.
Verdaderamente invisibles, especulan. Especular de speculari, espejo que multiplica falsamente. Es decir, multiplican
sus ganancias sin producir nada, salvo la pobreza de los otros. Son los fantasmas
que desde las sombras manejan al mundo. Los fantasmas del poder, para
perpetuarse, crean nuevos fantasmas, los visibles y desesperados, que si
molestan… son enviados a una guerra injustificada.
Sin embargo, los
fantasmas reales también existen. Felizmente habitan en la literatura.
Otto Carlos Miller