Mural La Familia, de Juan Manuel Sánchez * |
Todo lo que usted quisiera saber sobre nuestro barrio parece estar en Vínculos vecinales. Un día es una experiencia pedagógica. Otro una experiencia cultural o una actividad deportiva. Así me suele suceder. Ya sea que busque información para mi familia o para otras familias que me consultan. Por cierto: no busco directamente en Vínculos. Busco. Y muchas veces la información más completa se encuentra ahí. “Qué buen dato” se podría decir. Y es cierto. Vínculos vecinales ofrece en cada una de sus notas, eso que solemos llamar un buen dato. Si eso fuera “todo” ya sería mucho y podríamos darnos por contentos. Pero siendo aquello, Vínculos es también otra cosa más difícil de nombrar. Se trata de una manera de habitar el barrio, de recorrerlo, de escuchar lo que el barrio tiene para decir, de atender sus necesidades, sus problemas, sus esfuerzos. Lo que hace también su felicidad. La de sus habitantes. Va un ejemplo.
Es la sonrisa de Marina algo muy difícil de pasar por alto. No es lo mismo llegar a un lugar donde te reciben rezongando (existen lugares así en el barrio, hermosos incluso, donde es necesario sobreponerse a la experiencia del recibimiento). En lo de Marina es diferente. Da gusto ir en busca de hilo y aguja. Ese dato, yo lo tenía. Pero fue leyendo Vínculos que me enteré que Marina había tenido un sueño… un sueño maravilloso… un sueño extraordinario… que había cumplido. En alguna ocasión, comentamos juntas esa nota y hablamos además de otras cosas. Volví a salir de la mercería con hilo y aguja pero de regalo. Un regalo que Marina nos hizo para que nosotros, los del Patio, también pudiéramos seguir adelante con nuestros sueños. Es decir con los libros que a veces cosemos para que no se nos desarmen o los atamos con lanitas que también conseguimos ahí. Sobre todo los libros que se inspiran en las obras de Munari. Bruno Munari a quien conocimos gracias a la maestra Analía, a la que Vínculos dedicó otra nota, y entonces fuimos tres vecinas – hoy amigas – las que participamos en cierto taller y la ronda sigue.
Como un diario de sueños cumplidos y de sueños por cumplir podría ser Vínculos vecinales. Y si bien no todo es alegría en sus páginas, incluso cuando se abordan los temas más difíciles, lo que se destaca es la manera en que las personas hacen frente a la adversidad. Sea del tipo que sea. También aquella que se llama indiferencia ante el dolor de los demás.
Hace poco más de diez años, cuando nos propusimos crear este espacio (Nuestro querer) para compartir entre amigos experiencias que nos importan y nos conmueven, nos preocupaba el hecho de que la noticia, para ser noticia, debiera ser “mala”. Con muy pocas excepciones. Como si conocer el mundo solo pudiera significar conocer sus problemas, sus derrotas. Pocas veces sus luchas, nunca sus aciertos, ni hablar de sus modestas victorias. Nos preguntamos a menudo si esta manera de informar cuyo eje suele ser lo peor, con su corolario, el desaliento, no terminaba yendo en contra de lo que alguna vez fue el sentido de grandes periódicos. Conocer para actuar. Para transformar. Para lograr algo mejor.
Se me ocurre que para lograr algo mejor es necesario saber que lo mejor existe. Que “ya está entre nosotros”, como dijera una periodista querida en este país. Tener conciencia de los esfuerzos sostenidos, de la manera en que ciertas personas construyen sus vidas a imagen y semejanza de los artesanos… y de los niños, hacedores de mundos increíbles, tan concentrados siempre en sus obras. A veces se trata de sueños personales (y no es poco). Otras veces se trata de sueños desde un inicio compartidos. En todos los casos se trata de cómo vivimos y de cómo queremos vivir. De cómo hacemos también el barrio que habitamos. En un sentido amplio. Y más allá de la comuna… A todo esto se dedica también Vínculos vecinales.
Cabe entonces celebrar la reciente iniciativa de su directora Mariana Lifschitz y de la periodista Verónica Ocvirk de ofrecer un taller gratuito de periodismo para jóvenes. Es más que una buena noticia. Es una gran oportunidad y desde ya toda una escuela. Para seguir mirando distinto, escuchando distinto, escribiendo distinto. Apuntando a lo mejor.
AGC
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