En la medida en que algunos
lectores se conectan desde Rusia quizás no esté de más recordar que Paka Paka
es un canal de la televisión argentina dirigido a niños de 6 a 12 años, desarrollado por
el Ministerio de la
Educación.
Extrañamente, es en la televisión
–esa “caja boba” como ha dicho el poeta Acho Manzi– donde se está dando una experiencia cultural francamente innovadora. Me atrevería a decir que todas las personas interesadas en temas
culturales –no sólo culturales porque éstos nunca son exclusivamente culturales–
deberían mirar un poco el Paka Paka nuestro de cada día, tengan o no tengan
hijos, nietos, sobrinos, etc. ¿Por qué? Porque quizás haya en ese espacio un
camino al que nos podemos remitir para seguir creciendo los que, para
bien o para mal, tenemos más de 12 años. La consigna de Paka Paka suena en todo caso a invitación: “El Poder de la Imaginación”.
¿Qué muestra el canal? Por
ejemplo, niños que hablan sobre niños a otros niños. Niños que hablan sobre sí mismos, sobre sus
vidas, sus sueños, su entorno, sus costumbres sin la mediación de un adulto. Me refiero desde luego a la palabra,
a la manera en que se expresa y no a las condiciones de realización de los
programas. No a la convocatoria. Los adultos están presentes, pero en muchos
programas entre bambalinas, no son los protagonistas. Los protagonistas son los
niños y los adultos que los rodean están ahí para permitirles expresarse (es el
caso de programas como Autorretratos, Mi Escuela, La Lleva).
¿Sobre qué habla? Por
ejemplo, sobre literatura (Biblioteca Infinita). Sobre ciencia (La casa de la
ciencia). Sobre historia (Zamba). Sobre artes visuales (Veo veo). Sobre música
(Toco con todos). Sobre derechos (segmentos entre los programas). Sobre Buenos Aires, también, sus barrios. Sobre Argentina, en toda su diversidad. Sobre América
Latina, en toda su diversidad. Sobre África, Asia, el mundo. No todos los programas son argentinos. Los
hay de muchos países y esto tiene que ver con la manera en que trabaja el
canal, remito a los lectores interesados al sitio del mismo*. Pero lo que se
quiere subrayar es de qué manera Paka Paka involucra al niño en una relación
cultural. No se trata o no se trata prioritariamente de entretener al niño. Claramente la mayoría de los programas –con poquitas
excepciones e independientemente de que nos guste más éste que tal otro– están
dirigidos a niños que se postula creativos. Ejemplo: “Toco con todos” donde se
puede aprender a hacer instrumentos de música con (casi) nada y a transformar
la boca en instrumento sin decir palabra. Otro ejemplo: Los
experimentos de La Casa
de la Ciencia. O
sea, niños que saben y seguirán sabiendo. Niños que hacen y seguirán haciendo.
Niños que tienen su peculiar definición de esto o lo otro.
Hay más. Es raro que la televisión
reflexione sobre sí misma. En Paka Paka encontramos también una exasperante
gallina que crítica al gallo que se pasa el día viendo televisión y muy
especialmente un noticiero (Kikiriki): “¡es
la misma porquería de siempre!” grita la gallina y el gallo niega, dice que
es “diferente”: “claro, insiste la maldita gallina, ¡vos porque te conformás con poco!”.
Eso es lo que no hace Paka Paka y nos invita a lo mismo. A no
conformarnos con poco. A eso invita también a nuestros niños. Por eso pienso que si tenemos suerte y voluntad, si Paka Paka (y todo
cuanto hace posible este canal) puede seguir desarrollándose, de acá
a algunos años la diferencia entre adultos se dará también en esos términos:
los que vieron y los que no vieron Paka Paka que se asemeja a “una escuela de
todas las cosas”.
Durante varios años la televisión se me presentó como el circo romano. En peor. Porque
es una poderosa máquina que banaliza todos los males que aquejan nuestras
sociedades, manipula la información, tiende a generar depresión colectiva (las
noticias tienen que ser “malas” o no son y si además es posible deformarlas,
agravarlas, de manera a que estemos convencidos de que el fin del mundo es
para mañana o pasado mañana, mejor), favorece ciertos modelos culturales en detrimento de otros y, más generalmente, vende todo lo que puede ser vendible. Como si esto fuera poco, la televisión
nos mantiene sentaditos, ordenaditos y –debe haber algún vinculo– gorditos.
Estos aspectos del problema tienen una solución fácil: se apaga. Hay muchas
otras maneras de enterarse de lo que pasa fuera de casa.
Pero Paka Paka junto a otros canales similares señalan que desde la misma “caja” se puede emprender una suerte de batalla. Esa batalla es cultural. Y
es otras cosas más. Habrá que seguir investigando.
Ahora bien. Respecto a la mayoría
de los canales que no son Paka Paka ni asimilados… Referirse al poema de Acho
Manzi que fue canción. Entre otras cosas dice así. “Dale al electrón… dale al
electrón… dale con la lanza… y en el corazón…”
Antonia
*Si le interesa visitar el sitio internet de Paka Paka: busquelo y haga su propio experimento.