María Eugenia Romo nació en la V región de Chile a principios del siglo
XX. De haber llegado a este mundo en una época y lugar menos rurales y
patriarcales, hubiera sido una gran concertista. Sin embargo, dedicó
su vida a enseñar piano, solfeo, compuso canciones y escribió poemas que usaba en clases
para que los niños aprendan los números, las letras y por supuesto, las
notas. Pero en su intimidad también dejaba fluir en versos sus
esperanzas y añoranzas. Aunque ella fue mi abuela paterna (de hecho, la
conocí muy poco), comparto el poema "Cuando me haya ido" más como un
homenaje a la relación entre madre e hija, ese vínculo único que ningún
otro lazo puede suplir. Pero los dejo con las palabras de María Eugenia.
Son mucho mejores que las mías...
Valeria
CUANDO ME HAYA IDO
(María Eugenia Romo)
Búscame en el parque, en cada árbol
y en el banco aquél donde estuvimos
tantas veces hablando de nosotras,
que allí estará mi alma, allí contigo.
Búscame entre tus flores preferidas,
que allí estaré para alegrar tu vida,
perfumando con rosas y claveles
el aire que respires, niña mía.
Búscame en tu corazón apasionado,
que cuando tú me llames, yo vendré.
Búscame donde quieras, que yo siempre
a tu llamado pronto acudiré.
Búscame entre las nubes, en otoño,
cuando se acerquen esas tardes frías,
que yo te envolveré con mis recuerdos
para abrigarte siempre, hija mía.
(María Eugenia Romo)
Búscame en el parque, en cada árbol
y en el banco aquél donde estuvimos
tantas veces hablando de nosotras,
que allí estará mi alma, allí contigo.
Búscame entre tus flores preferidas,
que allí estaré para alegrar tu vida,
perfumando con rosas y claveles
el aire que respires, niña mía.
Búscame en tu corazón apasionado,
que cuando tú me llames, yo vendré.
Búscame donde quieras, que yo siempre
a tu llamado pronto acudiré.
Búscame entre las nubes, en otoño,
cuando se acerquen esas tardes frías,
que yo te envolveré con mis recuerdos
para abrigarte siempre, hija mía.