Una contribución de Luisa al cuaderno de apuntes colectivo
Conversando con Viola Soto Guzmán
- Premio Nacional de Educación
Participación en Diálogo
académico en torno a Educación y Pobreza.
2011
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Yo creo que represento la vivencia de una larga historia de la
educación, voy a cumplir 90 años y sigo trabajando en este campo.
Mi maestro principal fue don Juan
Gómez Milla que me inserto en muchas aventuras que nos llevaron a enriquecer el
sistema desde el Liceo Experimental Manuel de Salas que me marco para siempre.
El liceo fue un verdadero pionero de la institución democrática, construyendo
la educación conforme a los
principios democráticos de John Dewey, que era lo que se empezaba a
desarrollar en nuestro país.
En mis comienzos como estudiante
entré primero como practicante al Manuel Salas, y más tarde profesora (después de ganar un concurso), y
luego me eligió la comunidad como Coordinadora del Liceo.
Viví una experiencia que he
aplicado durante toda mi vida, y que ha resultado ser muy exitosa, porque me
han llamado de muchas partes. Empecé en Honduras perfeccionando profesores y
posteriormente me encontré en Venezuela haciendo el mismo modelo experimental del liceo Manuel de
Salas: Diagnóstico inicial para conocer la cultura y experiencias de los
participantes, preparar un proyecto pertinente de programa a partir de ese
conocimiento, presentarlo al curso pidiéndoles que hicieran sus aporte para
luego constituir el programa definitivo, y así centrarme en una práctica
dialógica con mis alumnos y la comunidad educativa.
En Honduras me encontré con un país cuyos profesores aún no habían logrado titularse como tales,
lo que significaba una profunda necesidad de formación. A pesar de eso acepté al Ministro de Educación que me nombrara Asesora Técnica
del Directorio de Educación, pero con una premisa, que me permitiera primero
diagnosticar en terreno los problemas de profesorado y los estudiantes en sus propias
escuelas.
En el fondo mi orientación
consistía en considerar a todos los miembros de una comunidad en igualdad de
condiciones, incluso a los alumnos, con el respeto y la admiración de su
participación, y luego ver a directores como líderes de sus escuelas, y
aprender lo que ellos necesitaban aprender.
En el Liceo Manuel de Salas
también me encontré que había experimentadas profesoras y jóvenes profesoras
que me enseñaron siempre. Por ejemplo: Yo hice la primera clase y puse números
para la asistencia, y concurro al Consejo de Profesores y una profesora dice
¿quién puso números en el control de la asistencia?. Entonces digo; yo puse
números, porque en el libro había un pequeño espacio; entonces me dice: “los
alumnos no son números y hay que trabajarlos con respeto, y con identidad, desde ahora en adelante cuando tu
llegues a realizar clases debes tratarlos por su nombre Víctor, Manuel, María
Etc…”
Esto me marcó profundamente,
entré inmediatamente en algo que hoy día es el mismo enfoque educacional, en el
que sigo trabajando, el diálogo; pero un
diálogo fuera del poder vertical, un diálogo en que tanto los profesores, los
especialistas y los alumnos
participábamos, incorporando a
sus familias, y entonces sin que se
supieran las teorías científicas posteriores que han desarrollado la
afectividad y el principio de inteligencia social, además del principio de la
razón; lo hice con una afectividad que
surgía de mi comunicación con ellos y
que coincide con el pensamiento de
Varela y de Maturana, respecto de “la necesaria aceptación del otro
como un legítimo otro para construir comunidad”, una afectividad que me surgía
del aprendizaje que tuve con mi madre cuando la veía entusiasmada en sus tareas
educativas. Entonces construía una
convivencia y experiencia en que esos alumnos o esos
maestros con quienes trabajé, se sentían
pares míos y hablaban desde sus experiencias que íbamos transformando,
comentando y compartiendo.
Mucho más tarde conociendo el
trabajo de Daniel Goleman, en su célebre
libro: Inteligencia Emocional, (1995),
me emocioné comprobando que yo manejaba naturalmente muchos de los principios
que él recomendaba, y que alumnos míos egresados en 1959 también recordaban la
afectividad vivida por nosotros. Con
ellos aún mantengo esos vínculos afectivos, que se expresan en encuentros
anuales hasta la fecha. Esto ha sido para mí algo muy significativo.
En el liceo no había
especialistas más importantes que otros, desde el profesor de Artes Visuales,
hasta el de Educación Física, de Filosofía, o yo como profesora de Historia,
todos éramos iguales, y todos teníamos algún espacio dialógico en el cual
podíamos hablar desde un proyecto común interdisciplinario con los alumnos y
salir fuera de la escuela y conocer el ambiente en el que vivíamos.
Como ejemplo en su interrelación
con la problemática de la realidad, por lo menos una vez al año se realizaba un
Proyecto en que profesores y alumnos elegían una temática en que participaban
las diferentes asignaturas. Así para el Mundial de Fútbol, que distraía a los
alumnos en las clases consideramos necesario dedicarnos al Proyecto el Mundial
del Fútbol, liderado por los y las
profesoras de Ed. Física, al que
aportamos todos los profesores de diferentes asignaturas.
Posteriormente, yo aprendí a
trabajar con la teoría crítica que desarrolle posteriormente en todos los
encuentros con diferentes grupos con que
trabajé desde el Pre grado al Postgrado y en los cargos que tuve con la UNESCO
y la OEA entre otras instituciones.
Entre mis experiencias, yo trabajé
siempre con toda la comunidad del liceo, me di cuenta de la importancia del
Director, me di cuenta lo importante del coordinador, lo importante de los profesores y de los alumnos, y la importancia de los asistentes de la
educación y la importancia de la gestión democrática con los apoderados, es
decir con toda la comunidad educativa.
Como anécdota en uno de los
cursos que fui profesora jefe comienzan a llegar los apoderados, y llega un caballero que
trabajaba en el comercio de la pescadería, y al llegar me pregunta donde me
siento, a lo que respondo: aquí están todos los asientos disponibles, el que va
llegando se sienta en la primera fila. Por último, llegó un administrador que
trabajaba la dirección de la exportación chilena y quedó en el último asiento.
Fuimos conversando y se produjo ese encuentro solidario, democrático en que
todos se sentían bien e iguales.
Yo conocí por primera vez en mi
vida lo que significaba el aprendizaje
interdisciplinario y de convivencia democrática de los maestros, en que todos participábamos,
nos respetábamos y todos aprendíamos de todos, y desde ese primer instante
descubrí como se aprende de otros cuando hay dialogo afectivo y cuando hay
respeto sin considerar como enemigos a los que opinan distinto .
Cuando más adelante, salió la
teoría de la neurociencia, yo me sentí realmente impresionada, ya que veía que
todo lo que decía la teoría, ya lo habíamos practicado nosotros en el liceo,
una relación entre las partes del cerebro: donde se da por un lado el trabajo racional,
cognitivo; y por otra el trabajo creativo y también en otra parte el trabajo
afectivo y la estrecha interrelación entre esas partes.
Más tarde incorporé la teoría de sistema, y desde esa teoría yo
empecé a penetrar en los diversos países en que hice clases, donde era imposible hablar de educación sin
entender lo que el poder político, económico, social y cultural había diseñado
para los regímenes educacionales. Por
consiguiente, yo no podría en estos momentos hablar de todas las criticas que
tengo acerca de los conflictos que estamos viviendo, sin recurrir a la Teoría
de Sistema, gracias a esta aprendí que en este país, nosotros habíamos vivido
una educación de búsqueda y creciente integración social y que habíamos
aprendido mucho de ella, y del diseño del sistema del Estado Garante, que se
apoyaba en el progreso de la ciencia que permitiría el desarrollo y la
incorporación progresiva de la población en la educación. Pero que luego se cortó violentamente con la dictadura militar todo lo que habíamos
construido en materia de educación democrática, y fuimos despedidos de nuestros
cargos académicos, muchos que habíamos tenido larga experiencia educacional
produciéndose una diáspora a todo el resto del mundo; mundo que se abrió en
esos instantes para todos nosotros de manera extraordinaria; el que llegaba a algún lugar se encontraba
con los brazos abiertos, nos entregaban posibilidades de ejercer cargos
superiores para América Latina, como yo ejercí en OEA en el Proyecto de
Perfeccionamiento de Profesores de A. Latina.
Este pensamiento se sustentaba en lo mismo que aprendí en el liceo Manuel de Salas. Resulto increíblemente
positivo, porque ellos venían de distintos países con distintos niveles y
aprendían que todos sentíamos respeto por todos, y que el Diagnostico, la
interdisciplina, el trato democrático y afectivo eran esenciales.
Más adelante se me encargo la
investigación de la pobreza, junto a mi colega Abraham Magendzo que surgio de
la propuesta de la Conferencia General de UNESCO en su 22ª sesión para 1984 – 85, porque no había
suficiente información para llegar a conclusiones.
Comencé por la literatura, que no
era usada en las investigaciones, mucho más tarde empezó a usarse en el mundo
de la revolución científica y tecnológica. Esta investigación fue un hito
importante en mi vida.
No entiendo como estamos nosotros
encarcelados dentro de un sistema, que emerge desde el Estado , y con un
transfondo que no veo manejar en Chile; ya no se trata de hablar de
postmodernidad o de modernidad. Se trata de hablar que vivimos en un cambio
epocal, donde se mira la vida de la educación de modo diferente: la revolución
científica tecnologica que emergio en los años 50, esa revolución científico
tecnológica que nos lleva a entender el
momento actual en que estamos, porque me permite comprender como la informática
surge, y como la globalización de esa revolución científico tecnológica implica
entender a la comunidad como el eje mas importante de todos, y lleva a nuestros
países a entender como la economía y la libertad económica presente en nuestras
instituciones nos cambia toda la perspectiva en que trabajamos, y trae muchos
errores.
Hay muchos que dicen que no
podemos cambiar la influencia de nuestra economía en nuestra educación, pero en
Chile se ha exagerado, y entonces la economía viene a ser el fin de toda
comunidad educativa, y eso ha sido una marca que nos lleva a cometer muchos
errores, porque ha subordinado los otros fines.
Cuando entra la Concertación,
entra con un fin democrático de solidaridad y equidad, pero ya estaban
amarrados en la constitución y las leyes de la dictadura; el paso del estado
garante al estado subsidiario; entonces estamos viviendo una experiencia
tremendamente difícil porque la economía es la que guía los principales asuntos
de la educación, es la que nos trae muchos problemas en nuestros tiempo actual
como la segmentación de la población en estratos diferentes impidiendo el
aprendizaje intersocial y cultural que exige la integración de una nación.
Fuente: Educación y Sociedad