viernes, 1 de marzo de 2013

Chile: Viola Soto Guzmán - Premio Nacional de Educación



Una contribución de Luisa al cuaderno de apuntes colectivo

Conversando con Viola Soto Guzmán - Premio Nacional de Educación
Participación en Diálogo académico en torno a Educación y Pobreza.
2011
***
 
Yo creo que represento  la vivencia de una larga historia de la educación, voy a cumplir 90 años y sigo trabajando en este campo.

Mi maestro principal fue don Juan Gómez Milla que me inserto en muchas aventuras que nos llevaron a enriquecer el sistema desde el Liceo Experimental Manuel de Salas que me marco para siempre. El liceo fue un verdadero pionero de la institución democrática,  construyendo   la educación conforme a los  principios democráticos de John Dewey, que era lo que se empezaba a desarrollar en nuestro país.

En mis comienzos como estudiante entré primero como practicante al Manuel Salas, y más tarde  profesora (después de ganar un concurso), y luego me eligió la comunidad como Coordinadora del  Liceo.

Viví una experiencia que he aplicado durante toda mi vida, y que ha resultado ser muy exitosa, porque me han llamado de muchas partes. Empecé en Honduras perfeccionando profesores y posteriormente me encontré en Venezuela haciendo el mismo  modelo experimental del liceo Manuel de Salas: Diagnóstico inicial para conocer la cultura y experiencias de los participantes, preparar un proyecto pertinente de programa a partir de ese conocimiento, presentarlo al curso pidiéndoles que hicieran sus aporte para luego constituir el programa definitivo, y así centrarme en una práctica dialógica con mis alumnos y la comunidad educativa.

En Honduras me  encontré con un país cuyos profesores  aún no habían logrado titularse como tales, lo que significaba una profunda necesidad de formación.  A pesar de eso acepté al Ministro  de Educación que me nombrara Asesora Técnica del Directorio de Educación, pero con una premisa, que me permitiera primero diagnosticar en terreno los problemas de profesorado y los estudiantes en sus propias escuelas.

En el fondo mi orientación consistía en considerar a todos los miembros de una comunidad en igualdad de condiciones, incluso a los alumnos, con el respeto y la admiración de su participación, y luego ver a directores como líderes de sus escuelas, y aprender lo que ellos necesitaban aprender.

En el Liceo Manuel de Salas también me encontré que había experimentadas profesoras y jóvenes profesoras que me enseñaron siempre. Por ejemplo: Yo hice la primera clase y puse números para la asistencia, y concurro  al  Consejo de Profesores y una profesora dice ¿quién puso números en el control de la asistencia?. Entonces digo; yo puse números, porque en el libro había un pequeño espacio; entonces me dice: “los alumnos no son números y hay que trabajarlos con respeto, y con  identidad, desde ahora en adelante cuando tu llegues a realizar clases debes tratarlos por su nombre Víctor, Manuel, María Etc…”

Esto me marcó profundamente, entré inmediatamente en algo que hoy día es el mismo enfoque educacional, en el que sigo trabajando,  el diálogo; pero un diálogo fuera del poder vertical, un diálogo en que tanto los profesores, los especialistas  y  los alumnos  participábamos,   incorporando a sus familias, y  entonces sin que se supieran las teorías científicas posteriores que han desarrollado la afectividad y el principio de inteligencia social, además del principio de la razón;  lo hice con una afectividad que surgía de mi comunicación con ellos  y que coincide con el pensamiento  de Varela y de  Maturana,  respecto de “la necesaria aceptación del otro como un legítimo otro para construir comunidad”, una afectividad que me surgía del aprendizaje que tuve con mi madre cuando la veía entusiasmada en sus tareas educativas.   Entonces construía una convivencia  y  experiencia en que esos alumnos o esos maestros con quienes  trabajé, se sentían pares míos y hablaban desde sus experiencias que íbamos transformando, comentando y compartiendo.

Mucho más tarde conociendo el trabajo de  Daniel Goleman, en su célebre libro: Inteligencia Emocional,  (1995), me emocioné comprobando que yo manejaba naturalmente muchos de los principios que él recomendaba, y que alumnos míos egresados en 1959 también recordaban la afectividad vivida por nosotros.  Con ellos aún mantengo esos vínculos afectivos, que se expresan en encuentros anuales hasta la fecha. Esto ha sido para mí algo muy significativo.

En el liceo no había especialistas más importantes que otros, desde el profesor de Artes Visuales, hasta el de Educación Física, de Filosofía, o yo como profesora de Historia, todos éramos iguales, y todos teníamos algún espacio dialógico en el cual podíamos hablar desde un proyecto común interdisciplinario con los alumnos y salir fuera de la escuela y conocer el ambiente en el que vivíamos.

Como ejemplo en su interrelación con la problemática de la realidad, por lo menos una vez al año se realizaba un Proyecto en que profesores y alumnos elegían una temática en que participaban las diferentes asignaturas. Así para el Mundial de Fútbol, que distraía a los alumnos en las clases consideramos necesario dedicarnos al Proyecto el Mundial del Fútbol, liderado por los y las  profesoras de Ed. Física,  al que aportamos todos los profesores de diferentes asignaturas.

Posteriormente, yo aprendí a trabajar con la teoría crítica que desarrolle posteriormente en todos los encuentros con diferentes grupos con  que trabajé desde el Pre grado al Postgrado y en los cargos que tuve con la UNESCO y la OEA entre otras instituciones.

Entre mis experiencias, yo trabajé siempre con toda la comunidad del liceo, me di cuenta de la importancia del Director, me di cuenta lo importante del coordinador, lo importante de  los profesores y de los alumnos,  y la importancia de los asistentes de la educación y la importancia de la gestión democrática con los apoderados, es decir con toda la comunidad educativa.

Como anécdota en uno de los cursos que fui profesora jefe comienzan a llegar los  apoderados, y llega un caballero que trabajaba en el comercio de la pescadería, y al llegar me pregunta donde me siento, a lo que respondo: aquí están todos los asientos disponibles, el que va llegando se sienta en la primera fila. Por último, llegó un administrador que trabajaba la dirección de la exportación chilena y quedó en el último asiento. Fuimos conversando y se produjo ese encuentro solidario, democrático en que todos se sentían  bien e iguales.

Yo conocí por primera vez en mi vida lo que significaba el aprendizaje  interdisciplinario y de convivencia democrática  de los maestros, en que todos participábamos, nos respetábamos y todos aprendíamos de todos, y desde ese primer instante descubrí como se aprende de otros cuando hay dialogo afectivo y cuando hay respeto sin considerar como enemigos a los que opinan distinto .

Cuando más adelante, salió la teoría de la neurociencia, yo me sentí realmente impresionada, ya que veía que todo lo que decía la teoría, ya lo habíamos practicado nosotros en el liceo, una relación entre las partes del cerebro: donde se da por un lado el trabajo racional, cognitivo; y por otra el trabajo creativo y también en otra parte el trabajo afectivo y la estrecha interrelación entre esas partes.

Más tarde incorporé  la teoría de sistema, y desde esa teoría yo empecé a penetrar en los diversos países en que hice clases,  donde era imposible hablar de educación sin entender lo que el poder político, económico, social y cultural había diseñado para los regímenes educacionales.  Por consiguiente, yo no podría en estos momentos hablar de todas las criticas que tengo acerca de los conflictos que estamos viviendo, sin recurrir a la Teoría de Sistema, gracias a esta aprendí que en este país, nosotros habíamos vivido una educación de búsqueda y creciente integración social y que habíamos aprendido mucho de ella, y del diseño del sistema del Estado Garante, que se apoyaba en el progreso de la ciencia que permitiría el desarrollo y la incorporación progresiva de la población en la educación.  Pero que luego se cortó violentamente  con la dictadura militar todo lo que habíamos construido en materia de educación democrática, y fuimos despedidos de nuestros cargos académicos, muchos que habíamos tenido larga experiencia educacional produciéndose una diáspora a todo el resto del mundo; mundo que se abrió en esos instantes para todos nosotros de manera extraordinaria;  el que llegaba a algún lugar se encontraba con los brazos abiertos, nos entregaban posibilidades de ejercer cargos superiores para América Latina, como yo ejercí en OEA en el Proyecto de Perfeccionamiento de Profesores de A. Latina.  Este pensamiento se sustentaba en lo mismo que aprendí en el liceo  Manuel de Salas. Resulto increíblemente positivo, porque ellos venían de distintos países con distintos niveles y aprendían que todos sentíamos respeto por todos, y  que el Diagnostico,  la  interdisciplina, el trato democrático y afectivo eran esenciales.

Más adelante se me encargo la investigación de la pobreza, junto a mi colega Abraham Magendzo que surgio de la propuesta de la Conferencia General de UNESCO en su 22ª  sesión para 1984 – 85, porque no había suficiente información para llegar a conclusiones.

Comencé por la literatura, que no era usada en las investigaciones, mucho más tarde empezó a usarse en el mundo de la revolución científica y tecnológica. Esta investigación fue un hito importante en mi vida.

No entiendo como estamos nosotros encarcelados dentro de un sistema, que emerge desde el Estado , y con un transfondo que no veo manejar en Chile; ya no se trata de hablar de postmodernidad o de modernidad. Se trata de hablar que vivimos en un cambio epocal, donde se mira la vida de la educación de modo diferente: la revolución científica tecnologica que emergio en los años 50, esa revolución científico tecnológica que nos lleva a  entender el momento actual en que estamos, porque me permite comprender como la informática surge, y como la globalización de esa revolución científico tecnológica implica entender a la comunidad como el eje mas importante de todos, y lleva a nuestros países a entender como la economía y la libertad económica presente en nuestras instituciones nos cambia toda la perspectiva en que trabajamos, y trae muchos errores.

Hay muchos que dicen que no podemos cambiar la influencia de nuestra economía en nuestra educación, pero en Chile se ha exagerado, y entonces la economía viene a ser el fin de toda comunidad educativa, y eso ha sido una marca que nos lleva a cometer muchos errores, porque ha subordinado los otros fines.

Cuando entra la Concertación, entra con un fin democrático de solidaridad y equidad, pero ya estaban amarrados en la constitución y las leyes de la dictadura; el paso del estado garante al estado subsidiario; entonces estamos viviendo una experiencia tremendamente difícil porque la economía es la que guía los principales asuntos de la educación, es la que nos trae muchos problemas en nuestros tiempo actual como la segmentación de la población en estratos diferentes impidiendo el aprendizaje intersocial y cultural que exige la integración de una nación.