***
"El juego consiste en inventar e ilustrar una
historia colectiva que puede ser estimulada por un mazo de cartas apropiado,
preparado por el animador pegando sobre una cincuentena de cartulinas figuras e
imágenes diversas recortadas de diarios o revistas. La lectura de estas imágenes
es siempre diversa porque cada carta del mazo se relaciona con la precedente sólo
a través de una libre asociación de ideas o mediante un juego de fantasía. El
animador sentado en medio del círculo de niños hace elegir a uno de los niños
una carta al azar: éste deberá interpretarla verbalmente iniciado así la
historia colectiva. Su exposición le servirá para ilustrar, sobre una base
blanca (con una pintura o con un collage), la primera parte de la historia, y
al compañero siguiente, que deberá continuar la narración, interpretando a su
vez otra carta, para relacionarla con el episodio precedente e ilustrando los
acontecimientos narrativos igualmente con una pintura o un collage junto al
precedente. El juego continúa hasta llegar al último niño. El resultado es un
largo panel ilustrado por todos los niños, que podrán releer visualmente su
historia colectiva. (…)
A mi parecer es un juego precioso. Tan bonito
que quisiera haberlo inventado yo. Pero no tengo envidia de Franco Passatore y
de sus compañeros: los he visto trabajar en Roma, durante una fiesta del diario
L’Unitá. Conocen gran número de juegos de invención y disponen de una técnica
de “animación” reafirmada con decenas y decenas de experimentos. Por ejemplo,
dan a los niños tres objetos disparatados –una cafetera, una botella vacía,
una zapa– y con ellos los invitan a inventar y representar una pequeña escena. Es
casi como inventar una historia con tres palabras, pero mucho mejor,
evidentemente, porque los objetos ofrecen a la imaginación un soporte mucho más
sólido que las palabras: se pueden mirar, tocar, manipular, extrayéndoles
numerosas sugerencias fantásticas; la historia se puede desprender de un gesto
casual; de un ruido… El carácter colectivo de la invención, además, no hace
sino estimularla: entran en juego y se confrontan creativamente experiencias
diversas, recuerdos y ritmos personales, la función crítica del grupo".
Fuente: Gianni RODARI, Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias,
Ed. Colihue/Biblioser. pp. 78-79 (cap. 23).