Glauco Cabrera: sin palabras
diría Discépolo
Publicado en ACCION en la REGION.
Mercedes, jueves 11 de
julio de 2013
La dictadura tuvo la
"virtud" de expulsar a los uruguayos más valiosos que tenía en las
distintas áreas de la actividad del país, en el caso de los docentes, primero
los destituyó y luego los "arrinconó", negándoles la posibilidad de
acceder a otros trabajos y la búsqueda obligada fue mirar fuera de fronteras.
Algunos retornaron con la
democracia, otros quedaron donde habían sido recibidos, aceptados y echaron
raíces. Pero el precio alto que pagaron como el desarraigo de sus cosas, de su
vida cotidiana, de sus pagos, es imposible de borrarlo pese al transcurrir de
los años.
Uno de ellos fue el prof. GLAUCO
CABRERA, quien regresó a su tierra natal por unas horas, traído por una de sus
dos pasiones, la música, el bandoneón. La otra, la educación por la cual hizo
huella en varias generaciones mercedarias, quedó en París, donde reside desde
hace más de treinta años.
En la casa de su hermano, el
amigo Luis "Tica" Cabrera, ACCION fue recibido para dialogar anoche
con este docente.
De su época de profesor en
Mercedes recordó "la experiencia más interesante fue la del Plan Piloto de
1963, sobre todo cuando se puso en práctica a partir de 1968 el 6º año con un
enfoque pluridisciplinario donde se coordinaban todas las materias, se encaraba
el mundo contemporáneo desde todo punto de vista. Fue una de las experiencias
que recuerdo con mayor emoción, porque fue una época en que la confianza que
teníamos en las posibilidades de la educación eran extraordinarias. Yo aún las
conservo y las he renovado y fortalecido, pero en aquella época era un momento
en que creíamos y estábamos convencidos porque habíamos analizado y pensado
mucho que lo que hacíamos era algo verdaderamente importante para la sociedad
uruguaya y sobre todo para la juventud uruguaya".
Hizo referencia a la renovación
de los programas que venían de 1950, que continuó en 1960 "y sobre todo la
renovación de lo que fue el Plan Piloto permitió a la educación nacional -hoy
yo lo veo con una perspectiva histórica mucho más extensa, prolongada- de crear
las condiciones para dar un salto en calidad, extraordinario. Pueden dar testimonio
de ello muchos jóvenes que han hecho sus carreras universitarias y que para mi
orgullo personal y profesional, hoy y desde hace muchos años, me lo han dicho,
me lo dicen y tuve la oportunidad de confirmarlo cuando hace unos meses se
festejaron los 50 años del Plan Piloto 1963, porque me hicieron una entrevista
por videoconferencia y tuve oportunidad de renovar lazos y de recordar esas
experiencias tan fructíferas para todo el mundo".
Significó Cabrera que esa
experiencia abrió posibilidades a muchos jóvenes "hoy, desde el Uruguay
pero también desde otros lugares del mundo, me hacen llegar sus recuerdos
importantes emocionalmente y no sólo desde ese punto de vista, sino el
reconocimiento del valor intelectual y cultural que tuvo ese esfuerzo renovador
de la educación nacional. Podría dar nombres y ejemplos de gente que trabaja en
el extranjero y que reconoce que tal vez lo que estábamos haciendo en el
Uruguay a partir del Plan Piloto es difícilmente comparable a cosas que se
hacían en ese momento en otros lugares".
El Diario Regional hizo
referencia a la excelencia del plantel de docentes que tuvo esa experiencia
educativa. "Es bueno recordarlo, no sólo como una forma de homenajearlos,
sino sobre todo para poner una vez más en evidencia luego de recorrer otros
sistemas educativos, sobre todo en Europa y de trabajar en ellos, es para decir
que la selección que habían hecho las inspecciones de las distintas materias
que se enseñaban en el liceo, había puesto delante de esos jóvenes a docentes
que no sólo tenían una capacidad reconocida desde el punto de vista del
conocimiento de las materias que enseñaban, sino que se entregaron con una
disponibilidad pedagógica, tratando de innovar desde el punto didáctico, desde
el punto de vista de los métodos y eso es invalorable. Porque desde la
perspectiva actual, si uno estudia los informes internacionales en materia de
educación, a nadie se le escapa que vive momentos difíciles, algunos hablan de
una crisis de la educación en general. Y esos esfuerzos que se llevaron
adelante en esos años constituyen todavía un ejemplo a seguir, considerados de
una gran significación histórica y cultural".
La dictadura lo dejó sin el cargo
de docente, "como a tantos otros en 1976 cuando hubo una destitución
masiva e indiscriminada sobre la que no quisiera detenerme demasiado, pero
sobre todo era una violación más de los derechos cuando el estado de derecho
estaba siendo resquebrajado y destruido por la dictadura que avanzaba, sino que
además constituyó para mi un momento que se me negaba no solamente el derecho
de ejercer lo que había elegido como profesión, como vocación, sino que más
profundamente se tocaba lo más íntimo de la personalidad, es decir se nos
negaba la identidad profesional. Estábamos haciendo un trabajo que nos involucraba
profundamente y consagrados a una tarea de renovación educativa, el hecho que
se nos negaran esos derechos significó para nosotros que se nos negara nada
menos que la identidad. Esos son heridas que implican un gran sufrimiento
personal, familiar y que toca no sólo a la persona considerada aisladamente,
sino que involucra a muchas otras personas que están a su alrededor. De manera
que hubo que empezar otra vez de cero".
Esa situación le llevó a dejar
Uruguay, "porque otra cosa que se nos negaba no era sólo la posibilidad de
ejercer lo que habíamos ganado por concurso, porque todos los que ejercíamos éramos
personal calificado, que habíamos estudiado en profundidad nuestra disciplina,
como enseñarla de acuerdo a lo que se consideraba en aquellos momentos los
métodos más avanzados. No sólo nos negaba ello, sino que se nos ponían
obstáculos para trabajar en otras actividades. Afortunadamente yo tenía otro
oficio, que gracias a mis padres lo tenía desde que era niño, soy músico y eso
me sirvió para abrir un nuevo camino. Hubo que intentar crear nuevas oportunidades
de trabajo, sin renunciar a nada, creyendo con la misma fuerza en que lo que
estábamos haciendo era lo justo y bueno, y que teníamos que seguir creándonos
la posibilidad de seguir haciéndolo, si no era posible en este país, en otro. Y
fue lo que sucedió".
Glauco Cabrera destacó a Diario
Pueblo: "puedo decirlo con mucho orgullo, era un docente calificado acá,
con mi trayectoria. Me costó, como a todo el mundo hacerme un lugar en otro
país, pero lo logré y pude retomar mis tareas docentes con la misma fuerza,
voluntad y entusiasmo que lo había hecho acá. Y a la vez, ganarme la vida
practicando mi otra actividad profesional que es la música y que hasta hoy sigo
haciéndolo".
Recaló en París donde reside
desde hace más de treinta años. "De ahí he recorrido Europa gracias a mi
bandoneón, trabajando con músicos de gran prestigio, de distintas
nacionalidades, argentinos, franceses, holandeses. Diario ACCION publicó hace
ya unos años mi participación en un festival de música de cámara donde toqué
una sinfonía para bandoneón escrita por músico argentino. Es decir tocado en
Londres, París, Frankfort, Finlandia y otros puntos de Europa que podría
mencionar".
En materia docente "gracias
a los conocimientos y experiencia adquiridos en Uruguay me dio la oportunidad
de presentarme ante organismos y docentes europeos, enfrentando a jurados que
pusieron a prueba mi capacidad, conocimientos, experiencia, mi competencia
profesional y eso me permitió acceder a distintos puestos. Por ejemplo a
trabajar en "La Sorbona"
como profesor, especialmente consagrado a preparar a los licenciados o quienes
estaban haciendo sus masters para que descubrieran que es ser un docente en el
siglo XX y XXI, trabajaba en módulos de pre profesionalización como le llaman,
porque esa gente que ya estaba haciendo su carrera especializada en historia,
literatura, derecho, filosofía, matemáticas y tenían una alta calificación,
venían a mis cursos para que les mostrara cómo podían utilizar esos conocimientos
para enseñarlos. De manera que se me abrió en Francia un campo de trabajo nuevo
que me permitió no sólo aplicar y desarrollar lo que yo sabía hacer sino que
tuve que inventar, crear, ser imaginativo"
También tuvo experiencia a nivel
de la educación continua "porque hice especializaciones en algunas
materias, sobre todo en la teoría y la metodología de la investigación,
fundamentalmente en lo que tiene que ver con lo que se llama en nuestros días
la gran revolución de la información y la comunicación confrontados a toda una
problemática nueva producida por la gran cantidad de información que circula en
el mundo, informarse, estudiar lo que uno quiere saber se vuelve cada vez más
difícil. De manera que para un maestro, un profesor, un profesional o para
cualquier persona, implica esfuerzos considerables y grandes dificultades. Como
hice esas especializaciones formando bibliotecarios, archivistas,
documentalistas, que trabajan en liceos, universidades, en los centros de
reclutamiento donde va la gente desocupada a buscar trabajo. Ahí también tuve
que ser muy creativo, hacer investigaciones para crear cosas que no
existían".
Sugerimos entonces que en
definitiva la dictadura le hizo un favor, pero no fue así. "No lo diría en
esos términos porque las heridas son demasiado profundas como para considerar
que me hicieron un favor, es decir que de todo lo que se destruyó y en ese proceso
de destrucción y daño a mi me tocó una parte muy pesada que todavía estoy
sufriendo, porque cuando has dado tus concursos, tienes tu puesto efectivo,
estás en tu casa con tu familia, con tu liceo, con tus amigos, con tus colegas
y tu vida está ya encaminada con finalidades trascendentes, porque vos crees
que estás haciendo cosas muy importantes, eso se corta, no es hacerle un favor
a nadie. Sucede que cuando una persona se ve tan profundamente afectada en su
dignidad personal y profesional, saca fuerzas de flaquezas y se ve confrontado
a situaciones inéditas, tiene que ser imaginativo, combativo, trabajar todos
los días. Y puedo decir que hasta ahora puedo seguir haciéndolo, tengo 72 años
y sigo trabajando como cuando tenía 23 y gané mi concurso de oposición libre en
historia en mi país".
Y el tango y el bandoneón lo
devolvió a los pagos... "Como te decía, estudié bandoneón desde los 7 años
en mi barrio, con mi maestro de barrio. Trabajé con las orquestas, toqué con
todos los músicos de Mercedes, Gioia y sus Rítmicos, Samagal, Aladin Ríos en
fin, con todos... y la última cosa que hicimos en los últimos años cuando la
situación se complicaba enormemente desde el punto de vista profesional,
hicimos con Julio De Biasse y Carlitos Levis el Piabamba Trío, que dio mucho
que hablar, realizamos cosas muy interesantes.
El tango me sigue, el bandoneón
sigue pegado a mis manos. He hecho una carrera musical en Europa, he tocado en la Comedia Francesa
cuando Piazzolla le puso música a una obra de Shakespeare, grabé la música para
"Tangos en el siglo de Gardel" de Fernando Solanas, una película que
ganó premios por todos lados, ahí lo acompaño al "Polaco" Goyeneche,
podría seguir enumerando muchas cosas importantes que he hecho con el
bandoneón.
Ahora estoy en Buenos Aires desde
hace casi un mes acompañando a una persona prestigiosa y reconocida que es el
"Tata" Cedrón, los otros días llenamos el teatro Cervantes con 1.800
personas y quedó gente afuera. El me invitó para que viniese a tocar con él, ya
habíamos tocado juntos en Francia. Realizamos una gira por varias provincias
argentinas que fue todo un éxito... Siempre con el fuelle, con el bandoneón,
acordándome de mis amigos y todo lo lindo que había acá en Mercedes para
hacer" La última, como el tango... ¿volverías al pago para quedarte? y
Cabrera aprieta el fuelle de los recuerdos y señala "lo digo y repito y lo
he escrito en ACCION cuando me invitaron para que hiciera un artículo cuando
falleció un colega que era Daniel González, como decía el "Gordo"
Pichuco... yo nunca me fui de mi barrio... y aquí estoy...".
Fuente: