domingo, 19 de octubre de 2014

Los Desamparados del Mandala





Hace ya más de veinte años -parece mentira!- un grupo de futuros astrólogos nos propusimos algo inaudito: convocar a los estudiantes varones de la Escuela de Astrología Casa XI alrededor de una esfera terrestre, en vez del habitual Mandala celeste. Tres de los organizadores teníamos Ascendente en Géminis y, como buenos hijos de Mercurio, quisimos dejar por escrito tanto los alcances de la iniciativa, como los imaginarios logros de un equipo mítico: “Los Desamparados del Mandala”. El primer volante ya se apartaba largamente de las pautas de la institución, y proponía lo irreflexivo como camino al Conocimiento:

“Varón de Casa XI, ¿recuerdas tu primer Mandala? ¿Aquellas tardes en que supiste ser feliz corriendo detrás de un balón, mientras gritabas como un energúmeno? ¿En fin, las verdaderas pasiones?

Sí, es el fóbal que ha llegado a este antro de reflexión, para que trabajes lo único que a esta altura te queda en la Sombra: tus músculos.

Sumate a uno de los equipos existentes, o forma el propio, o simplemente acercate los miércoles, minutos antes de las 22 hs., a Boedo 33, donde un grupo de forajidos hace correr el esférico con elegancia digna de mejores fines. No te pierdas el placer del vestuario, pleno de misoginia alegre e irreflexiva, con los mismos comentarios sabihondos de siempre. Acercate a vivenciar cómo los tránsitos concretizan adiposidades varias en el plano de la más burda materia. Participá de los festejos a lo Ramiro Bebeto, de las atajadas intuitivas de Eugenio, y ampliá tu nivel de conciencia viendo a esa aplanadora que son Los Desamparados del Mandala.

Atenti: durante el transcurso del match es prohibido hablar en código astral. Quien lo hiciere sufre la expulsión temporaria del terreno de juego y está obligado a cantar el Himno de Los Alquimistas Eslovacos -versión original y remix-. 

Neptunianos: sobre el final control antidoping, never efedrinas, Rescue Remedy ni Flores de Beethoven.
                 
¡¡¡Macho, vení o acumulás Karma!!!”

Como pensábamos que todo era válido para sacar a nuestros congéneres de su divagar por las inmensidades, el segundo volante incluía desde una cita erudita, hasta una velada amenaza plutoniana:

Tenemos el destino que somos y somos el destino que tenemos”. José Saramago.

“Por eso, ahora: Fútbol para Astrólogos.    

Los miércoles de Luna llena nos juntamos con corazón y pases cortos a patear el Mandala en Boedo 33, minutos antes de las 22, Hora Sideria Local GMT.
Animate, somos todos Plutonianos.
                   
Invitan: Los Desamparados del Mandala, amor por la redonda y tribu de comportamiento Neo Rudhyariano.”

En la tercer convocatoria (que titulamos “Los machos”), directamente apelamos a tocar la fibra más rudimentaria de los compañeros, su costado menos sofisticado y pulido. También se puede leer allí, como marca de época, una velada crítica al menemismo imperante;

“Los machos gritan, traspiran, pelean, son soeces, maleducados y vulgares. Pendencieros, roñosos, feos, inmorales y pervertidos. Con el tiempo llegan a ser médicos, capataces, abogados, estibadores o ingenieros. Algunos se vuelven astrólogos. Tenemos motivos para pensar que esto último es un error, un camino extraviado en los confines del universo.

Estás a tiempo de enmendarlo. Si tenés entre 17 y 70 Revoluciones Solares encima, vení a jugar al fútbol. Todos los jueves en el Open Gallo -Gallo al 200-, sacamos a pasear nuestros perdidos instintos, para decirnos las peores cosas con la mejor cara. Para entender de una vez por todas que la mejor patada es que la que se da con amor. Para gozar como chinos taoístas, tanto con nuestras victorias como con las derrotas ajenas. Es tiempo de solidaridad.

Invitan -una vez más- Los Desamparados del Mandala, titulares de la Copa Stephen Arroyo del ´94. Cada año más tristes, cada vez más solos.”
                   
Pese a todos estos llamados, no pudimos sostener la experiencia futbolera en Casa XI, y la misma, al menos hasta donde sé, no hizo escuela. Pero la gozamos como pibes, nos permitió hermanarnos en el juego, e inclusive inaugurar una variante insospechada del periodismo deportivo: el análisis astrológico de las alternativas del fulbito. Y ahora, releyendo estos apuntes cachafaces, me doy cuenta que aquel disfrute lo prolongamos de la mejor manera: riendo y escribiendo.

Carlos Semorile