Miro la
lluvia a través de la ventana,
escucho
su rumor.
Cae sin
pausa
como si detuviera el tiempo.
como si detuviera el tiempo.
Hoy me
sume en una melancolía tranquila,
trae recuerdos lejanos,
voces cercanas y rostros.
trae recuerdos lejanos,
voces cercanas y rostros.
Rostros
queridos de mi infancia,
la calle de mi primer vivir, sus sones,
los cascos del caballito del lechero
golpeteando los adoquines,
la musiquita de sus cencerros.
la calle de mi primer vivir, sus sones,
los cascos del caballito del lechero
golpeteando los adoquines,
la musiquita de sus cencerros.
Veo
correr el agua como arroyito pujante
junto al cordón de la vereda,
la flota de barquitos de papel
y su brava navegación hacia
un incierto destino,
como el de los seres.
junto al cordón de la vereda,
la flota de barquitos de papel
y su brava navegación hacia
un incierto destino,
como el de los seres.
Barquitos
de papel,
mi primer libro de lectura
en el que aprendí la ternura primera,
la de mi madre enseñándome a leer,
un verano mientras cosía en el patio.
mi primer libro de lectura
en el que aprendí la ternura primera,
la de mi madre enseñándome a leer,
un verano mientras cosía en el patio.
Vuelvo a
ver los rostros amados
a través de la ventana,
a través de la cortina de agua.
a través de la ventana,
a través de la cortina de agua.
Gotas de
lluvia,
gotas de recuerdos
repican en el asfalto brillante.
gotas de recuerdos
repican en el asfalto brillante.
La vida
que sigue, la vida que corre,
como el agua como el viento,
nos trae nuevos rostros,
nos arrastra
hacia nuevos encuentros,
sentimientos inéditos,
impredecibles, inesperados.
como el agua como el viento,
nos trae nuevos rostros,
nos arrastra
hacia nuevos encuentros,
sentimientos inéditos,
impredecibles, inesperados.
Nos dice
de entusiasmos
repetidos pero siempre nuevos,
nos atrapa el corazón
y lo trenza con otro
y aceptamos, agradecemos,
aunque termina mal
como todo,
como siempre,
porque
un abrazo
o abismarse en unos ojos
negros como la noche,
o simplemente tomarse las manos
y sentir la infinita historia
de la ternura,
de la pasión humana,
de los otros como parte de uno,
todo eso se termina un día
pero mientras,
la alegría de vivir.
repetidos pero siempre nuevos,
nos atrapa el corazón
y lo trenza con otro
y aceptamos, agradecemos,
aunque termina mal
como todo,
como siempre,
porque
un abrazo
o abismarse en unos ojos
negros como la noche,
o simplemente tomarse las manos
y sentir la infinita historia
de la ternura,
de la pasión humana,
de los otros como parte de uno,
todo eso se termina un día
pero mientras,
la alegría de vivir.
Veo
tu rostro reflejado
en el asfalto
mojado.
Todo tiene sentido...
Miguel Praino