martes, 1 de mayo de 2018

Las palabras


Solemos utilizar las palabras comprendiendo su significado sin interesarnos por su origen. Quizá por razones prácticas no nos planteamos la pregunta ¿por qué a tal objeto lo llamamos de esta manera y no de otra?

En el caso de la lengua española, ¿por qué hay palabras masculinas o femeninas para designar objetos sin sexo? ¿Dónde y cuándo se origina un nombre? La cuchara, el cuchillo, la mesa, el paquete, etc.

Lo cotidiano se nos incorpora como algo natural y difícilmente nos asombra.Tendemos a desvalorizar lo que abunda. Un marroquí fumando en su narguile llama nuestra atención y curiosidad. No así, entre nosotros, una persona tomando mate, que seguramente despertará la curiosidad de un marroquí.

La intención de estas palabras es sumergirnos en el océano del lenguaje.

Iremos presentando en este espacio el origen de ciertas palabras.

En algunos casos no hay certeza acerca de su origen, se atribuye su invención a personas, situaciones, anécdotas, confusiones, errores históricos y hasta distorsiones idiomáticas, a veces intencionales, o surgidas de un uso incorrecto que termina por aceptarse.

La autenticidad o no de las fuentes de información puede ser motivo de discusión. Por eso, en esta sección, se encontrarán explicaciones que el lector puede no compartir. Si esto ocurre mejor que así sea, porque del diálogo y la discusión puede brotar la verdad. Hay casos en que a una misma palabra se le atribuyen orígenes diferentes. Ante esta situación se abren distintas posibilidades a saber: que alguna información sea falsa, errónea, o bien que ambas tengan validez.

En la selección realizada, hay palabras o conjunto de palabras -expresiones- de origen remoto, pero también las hay recientes. Eso respecto al tiempo. En cuanto al espacio, es decir a su lugar geográfico de nacimiento, estamos en situación similar. Las de origen local, de nuestro país, es más probable su autenticidad, aunque a veces surgen nuevos testimonios que contradicen la explicación aceptada hasta ese momento.

El lenguaje es parte de la historia y recíprocamente. La historia es parte del lenguaje.

Se citarán algunas de las fuentes, pero en ciertos casos la transmisión oral ha borrado o confundido el origen.

No están ausentes las palabras o expresiones del habla popular, y hasta algunas de nuestro argot porteño llamado lunfardo.

Ahora queda usted invitado a saborear las palabras con historia, y para ello, hay un anticipo.

Dice el poeta Antonio Machado en uno de sus poemas: "Tu nombre me sabe a hierba".

El verbo saber tiene varias acepciones, entre las cuales para nosotros, dos nos interesan especialmente. Un significado es el saber que emana del conocer y la otra es tener una cosa determinado sabor.

Entonces, ahora viene la invitación a participar y compartir el sabor del saber.


Otto Carlos Miller