A modo de preámbulo, invito a los lectores que no están familiarizados
con el trabajo del artista Johann Le Guillerm a prestar atención a ese
nombre y a la obra. Una obra extraña, inclasificable, que tiende un hilo
entre mundos que nada parecieran tener en común y se ubica ahí, en
equilibrio, para ir de uno a otro. Se trata de una invitación a
transitar. A no quedarse con lo que conocemos. De ser capaces, de
pronto, de mirar el mundo, y cada cosa en este mundo, desde otro lugar (cf. documental subtitulado en castellano, producido por Canal Encuentro).
Antonia García C.