lunes, 1 de mayo de 2017

Extraña soledad


“Ayer pensé mucho en usted”, escribió.
Qué responder...? Que desde que la conozco,
cada minuto de cada hora de cada día
no dejé de pensar en ella..?
De qué serviría..?

Extraña soledad la de tanta presencia, que no da un instante de respiro...
Su imagen, infinita de gestos no me deja solo...
Su recuerdo. 
Su voz o sonrisa, momentos iluminados de gracia,  
su contorno de niña mujer, de mujer fuerte o apenada, 
inalcanzable mismo tomada de mi brazo,
nunca tan mujer ser humano como cuando mira a los ojos...
Y las palabras dichas de voz o escritura...
Es así todo el tiempo, cuando amanece o las noches, oscuridades,
o cerrando los ojos para olvidar o borrar, pero es peor...
O su silencio, en medio de los insomnios, o andar por
amadas calles que me conocen...
Y hablar, comprar mi pan, beber mi vino, leer el diario, opinar... 
Como si importara o valiera la pena...
Pensar en la nieve que quizás caiga, cuando vuelva, 
inventar gestos cotidianos 
para distraerme de su imagen...
Digo, 
me digo, 
le digo cosas, 
frases cortas o palabras bellas... 
No responde nunca, pero escucha con atención, 
a mi lado, cuando mi cabeza decide que marchamos juntos, 
lentamente, hacia ninguna parte,
su apenas sonrisa cuando respira hondo y me mira, 
como si me nombrara... en silencio...
Se queda, 
mi sombra... 
Mi soledad... 

 
El Profe
Café El Atilano, Freire e Iberá