De un cuaderno encontrado en un cajón
de un viejo mueble de campo, en una compra venta de Saint-Hilaire-le-Château,
pequeña comuna de 237 habitantes en el departamento de la Creuse,
de la región de Nouvelle-Aquitaine, Francia.
Miguel Praino
Encuentros
Solamente por la
cantidad de hechos que han debido coincidir en el tiempo, comparable a la
cantidad multitudinaria de hechos que lo hubiesen podido impedir, un encuentro
es algo misterioso. Por las mismas razones, ciertos piensan que es milagroso.
Hablamos de encuentros en general. Si entramos a lo particular, encuentro de
personas por ejemplo, es más complicado aún, ya que además de la complejidad de
que dos seres se encuentren físicamente, una vez producido ese primer milagro,
les queda luego otro encuentro. Algunos ven en ese segundo avatar el verdadero
milagro y/o misterio...
Hace años, la
casualidad o destino, o aún el sino hizo que la Sra. R. y el Sr. N., se
encontraran en un vuelo en globo sobre Capadocia, Turquía. Ciertas
apreciaciones sobre la visión del mundo desde las alturas establecieron entre
ellos un diálogo, que continuó luego del descenso del globo (ninguna alusión al
paso a la categoría B del campeonato de fútbol argentino del Club Huracán, acaecida
por esos años) en el bar del hotel en que se alojaba el grupo de turistas.
La Sra. R y el Sr. N
son argentinos, la Sra. R vive en el oeste de la ciudad de Buenos Aires y el
Sr. N en un suburbio de una ciudad de un país europeo. Cabe destacar que este
diálogo comenzado como al descuido, en las alturas de Cappadocia continúa a
través de los años, abordando diversos temas que hacen nada más ni nada menos
que a la diversidad del vivir, por medio de la sofisticada tecnología de
nuestra época.
Sr. N
*
Mayo, 2004
De las estaciones
Dígame
N...
¿El
invierno se hace porque secretamente los corazones de un hemisferio se ponen de
acuerdo y se afinan al mismo tiempo de estación a estación? ¿Y así la
primavera, y así el otoño…? Forma perfecta del mundo en acomodarse. ¿Usted
tiene afinación temperada, o de temporada? Aquí, corazones como el propio
vienen esperando el frío, la lluvia de hojas y el crocante crepitar de los
pasos sobre éstas, nieve también pero no hay, el viento de la mañana, la noche
que duerme un poco más... En fin, mientras yo sueño...
PD:
aún no encuentro la música. En próximo envío va una certera. Paciencia le pido.
Mire Sra. R, voy a tratar de responder a su rica
curiosidad y eso porque usted se lo merece, y también porque me plantea un
problema que, de no responderlo, esta noche será de improductivo y seguro
insomnio. Respecto al supuesto o posible acuerdo "cardíaco", intuyo
que es a la inversa, las estaciones llegan y los corazones se ponen de acuerdo,
"se afinan" – si usted quiere– para reaccionar y adaptarse a los
estímulos de natura. La geografía que habito me condiciona, y según la
estación. Eso se observa sobre todo si se cuenta con un jardín, aunque sea
pequeño. Permite vivir eso que su corazón espera y escribió bellamente, en
invierno "el frío, la lluvia de hojas y el crocante crepitar de los pasos
sobre éstas...".
Desaparece toda la gama de verdes y oros, los insectos
y animalitos se entierran, las plantas se visten con la gama de marrones y
quedan flaquitas, perdura el verde del musgo. Mi corazón, no me animo a decir
"los corazones”, se pone melancólico, lo habita el silencio, lo empuja a
la reflexión, aprende la noche diferente. El día es corto y si hay sol uno lo
tiene casi siempre en los ojos ya que no sube. Si cae la nieve, el silencio
aturde, marea, y el corazón, mi corazón al menos, se pone furiosamente
contento. La luz es de una irrealidad fulgurante y la sensación de quietud
refiere a lo eterno. Por la mañana, en el limpio manto blanco se ven todas las
huellas del tráfico nocturno-gatuno, el matinal de los pájaros y otras especies
y eso da una idea del orden del mundo, como lo dice usted. Y si no, vea las
minúsculas hormigas, anunciando la primavera, porque no es cuestión de
almanaque o día del estudiante, es cuestión de que un día, a la mañana, tarde o
noche aparezcan. Viniendo de la cava, en el baño, de abajo de la bañera o en el
salón. Sea de donde sea, usted sabe que cuando aparecen ya no va a hacer frío
invernal.
Para mi corazón, el verano produce también una gama de
reacciones pero diferentes, más exuberante que nostálgica. He pasado en el
jardín noches pesadas sin brisa alguna, el grillo cantor, los erizos –todos los años
hay una familia– los gatos, los
pequeños roedores y el “sensual perfume embriagador" de los rosales,
jazmines y la hierba mojada de rocío. Y cuando uno se quiere acordar ya la luz
que empieza a enrojecer el cielo le avisa que se termina la noche, y mientras
se lo repite el arrullo de los pájaros despertando, su corazón le recrimina:
"¿otra vez?, ¿con qué otro corazón me voy a poner de acuerdo...? No son
horas..."
Y usted le responde (y se defiende) y bueno che,
tampoco te quejes, pasamos tres o cuatro horas en contacto con una copiosa
cantidad de hechos minúsculos, que ocurren hace millones de años, que te
embarcaron en el movimiento general del universo y te quejás porque dormí poco.
Y si no hago ese trabajo para nutrirte, ¿con cuál de los otros corazones te vas
a poner de acuerdo..? ¿Y sobre qué...? ¿sobre el curso de la bolsa, o el último
casamiento farandulero...? ¡Haceme el favor..!
Y al fin es esa la cuestión. Y la intuitiva respuesta
a una de sus preguntas, porque son las estaciones –que es decir la
marcha del universo– las que acuerdan
para que los corazones tengan razón de ser y se encuentren. El universo es muy
anterior a nosotros, y será muy posterior a nosotros.
Respecto a mi afinación –como en la
musical– no es temperada pero me
adapto dentro de lo posible a la temperada, cuestión de poder convivir. En todo
caso no “de temporada”, que sería, según o a "la moda".
Aunque no es pregunta sino aviso y afirmación me
quiero referir a la PD: Posdata o post scriptum: mi querida Sra. R, sublime, ¡usted
es sublime! "Aún no encuentro la música". Bello como la sabiduría de
la eternidad. Y el inmediato "en próximo envío va una certera",
momento privilegiado de humor, de intuición, rotura de tono que aligera la
enorme carga de la primera frase. Y de remate "paciencia le pido”... ¿Me
pide..? Sra. R, no hace falta. Si aún "no encuentra la música" no
hace falta que le tenga paciencia. Somos más de los que usted cree, los que
"aún no encontramos la música". Lo hermoso es lo que vamos
encontrando en el camino,
(Cordajes que yo daba por muertos resucitan:
Recobran en mi mano el peligroso
desvelo de la Música) L.M.
Volviendo a lo de las estaciones, tampoco todo es
bruma y nieve. Aunque no me crea, aquí también pasa que hay Días Peronistas,
mejor dicho, lo que sería su equivalente en Francia, Días Gaullistas. ¡Ah!, ¿no
me cree..? Bueno, mire las fotos. De la nieve de hace dos días no quedó nada. Todo
era blancos y grises. Ahora hay sol y colores. Y, paradójicamente, hace mucho
más frío. Pero bueno, debo confesarle que ya comenzó a dejar de ser peroncho el
día, se está pudriendo, sopla un viento helado del este y va a empeorar.
En fin, todo esto de la meteorología, como comentario
no es importante, son avatares de las estaciones. No más (ni menos) que eso.
Pues,
claro que le creo. Y por mucho que me distraigan las nubes en este verano, su
corazón y el mío se hermanan todos los días en los que el sol y el frío
comulgan en un recuerdo de infancia cuando la mañana se fundía en un recreo y
el mate cocido hacía humito frente al pizarrón verde. ¿Será la forma de
trascender las estaciones? Sí, los días peronistas son protectores de los
recuerdos y de los corazones que los atesoran, en donde crece la maravillosa
certidumbre de estar vivos. ¿Se toma un cafecito conmigo?
...y los sabañones... Sra. R, ¿conoció los sabañones?
Nos hacían sufrir las mañanas de julio o agosto. Las
casas sin calefa y con chiflete... y un braserito a carbón debajo de la mesa,
en la cocina, mientras hacíamos los deberes... Y lo del "pizarrón
verde", discúlpeme pero no me rejuvenece, en mi tiempo eran negros los
pizarrones...
Bueno, basta de apiadarse sobre sí mismo. ¿Y el
cafecito con usted...? ¡y cómo que me lo tomo!
Firman:
Sra. R y Sr. N