lunes, 1 de agosto de 2016

El viaje


Foto: Malena Abrate Palomares


Habiendo gozado de la delicia de las rutinas amadas, y habiendo asistido al súbito irrumpir de la novedad inesperada, pocas cosas gratifican más que el viaje porque allí anida el deseo de la vida plena y renovada. Llegar a destino, dejar los bártulos tirados, y correr en desbandada hacia el río como quien desea alcanzar la montaña, el cielo y la esperanza. Y tener la compañía de algunos otros desquiciados que también se lanzaron a esta locura de amasar la arcilla, cocer luego el barro, y alumbrar la maravilla de la greda consagrada.


Carlos Semorile