Mostrando las entradas con la etiqueta Cultura. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Cultura. Mostrar todas las entradas

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Mecánica de almas

 

 

Debido a su vecindad con el Hipódromo de Palermo, nuestro Bajo Belgrano supo estar plagado de “studs”, es decir de aficionados a los pingos que le daban al escolazo y, entre trago y apuestas, también había guitarras y canto.

Después llegó el progreso y “El Bajo” se llenó de oficinas, cafés de diseño y un tráfico insufrible. Pero, como en “Asterix”, la identidad del barrio resiste y en los mediodías, detrás de la cortina cerrada de un “yerta”, se deja oír el sonido tenaz y melodioso de un saxo. Lo escuchamos muchas veces al pasar a gamba o en bici, pero no sabíamos que se trataba del propio dueño del local, músico él, lo mismo que sus hijos, su sobrina, amigos y hasta algún que otro cliente. 

El sábado pasado, por tercera vez desde el 2022, siempre los 21 de septiembre, hubo música en el taller mecánico de Marcelo, acondicionado con una tarima para los intérpretes, espacio para las sillas de amigos y vecinos, y hasta una barra donde aprovisionarse de bebidas.

Era como estar en un bar, pero sin garpar: había micrófonos y bafles, un sonidista, luces varias e inclusive una “bola de boliche”, si es que todavía semejante rejunte de palabras le dice algo a la lectora o lector contemporáneo.

Lo que más había, sin embargo, era entusiasmo, palabra cuya etimología –como no cansa de explicar Mauricio Kartun– remite a “en tu Zeus”, es decir a estar bendecido por estar en contacto, en este caso, vía música, con tu dios.

Estaban entusiasmados los músicos, muchas y muchos, cantantes e instrumentistas, solistas o en dúos o tríos, y hasta en tumultuosa banda. Y entusiasmados estábamos quienes tuvimos el placer de escucharlos.

Se tocó de todo y de todo se cantó (milongas, zambas, boleros) y también hubo un ramillete de damas afines en sus ganas de bailar algunas piezas que invitaban a hacerlo: alguna samba, algún reggae y hasta “Mack, the knife”.

Hermosas voces las de los muchachos jóvenes (dos registros bien distintos, ambos afiatados y hasta corajudos: ¡hay que cantar “Nada” y salir airoso!), y asimismo las de los jóvenes más crecidos: la bolerista y el trovador escorpiano.

La bolerista fue presentada de este modo y, como tal, nos llevó del arrebato al despecho; el trovador se confesó escorpiano irredento, y en un gesto de caridad plutoniana nos advirtió que todo, absolutamente todo tiene un final.

Seríamos unas 70 personas. Puede que más: 90 entre los apoltronados y los que entraban y salían, o permanecían más cerca de la entrada, y nadie se fastidió por las demoras habituales entre un número y el siguiente.

¡Cómo iba a chivarse nadie si la estábamos pasando bárbaro! Era una noche divina (de esas de andar en remerita y bucito) y cantábamos juntos “Seminare”, “Luna tucumana” o “Veinte años”, celebrando el 21 de septiembre.

La orquesta de vientos, violines y tambores merece una semblanza aparte por la fuerza, la onda y el ritmo que pusieron en cada tema: si alguna o alguno llegó al convite medio descompaginado, de seguro salió “ajustado” y riendo. Porque esa noche, en el taller de Marcelo, hubo mecánica, pero de almas.

 

Carlos Semorile

 

 

domingo, 15 de septiembre de 2024

"Dar la palabra" / Diario de Cuyo

 


La Valija Azul es el nombre de una biblioteca itinerante creada por un grupo de ex alumnos de la Escuela Normal Fray Justo Santa María de Oro de Jáchal hace exactamente un año. Desde entonces, los martes y jueves por la mañana llevan sus libros a los chicos que esperan ser atendidos en la Sala de Pediatría del hospital norteño. A la par crean microprogramas con textos literarios que se emiten por las radios Activa y 10. Una apuesta creativa que sigue creciendo. (LEER NOTA COMPLETA AQUI)

domingo, 24 de marzo de 2024

Vivir el arte en comunidad

Tras los anuncios sobre recortes y despidos que afectan los talleres culturales en los barrios, recordamos sus inicios  

 

Circular La Vereda - 24 03 24

Plan cultural en barrios

1984

Democracia joven… poco tiempo para curar heridas.

Un grupo de delirantes de la cultura nos hicimos fuertes, cerramos los ojos y los oídos pero no nos callamos. Nos habían convocado para formar parte del equipo de docentes de áreas artísticas del Plan Cultural en Barrios de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

Lo cierto es que había transcurrido muy poco tiempo en Democracia desde diciembre de 1983. ¿Se podría restañar heridas?

Apostamos al arte para intentar desterrar el miedo, el ostracismo, la censura y la autocensura que nos tapó la boca, nos cerró los ojos para sobrevivir.

Con ese espíritu nació el Plan Cultural en Barrios. Las escuelas de la Ciudad nos cedieron sus aulas a contra turno y se invitó a chicos y grandes para que se inscribieran en talleres de literatura, pintura, folklore y muchos más. Cuento mi experiencia: coordiné un taller de literatura para adultos

Grande fue mi sorpresa cuando les pregunté por qué querían escribir.

La respuesta fue: Para “ensayar” ser libres, desterrar el miedo a la palabra, decir lo que sentimos y pensamos. Textuales palabras o aproximadas de Ernesto, Nélida, Julia, Antonio y otros más. Los primeros trabajos eran elípticos, la metáfora sustituía la mención de situaciones concretas.

Me decían: “No puedo contar que vi como a un pibe joven lo chupaban en el café. ” “Mejor digo: vi a un pájaro que cayó en la red del tipo loco que torturaba cantos”.

Tenían miedo, miedo de hablar, de expresar situaciones, de atreverse a contradecir órdenes injustas. Era preciso guiarlos para que sus emociones, pulsiones, ideas, contradicciones se pusieran en palabras.

Fue un largo proceso, de idas y vueltas, de darles herramientas como escritores para apoyarse en lo que un “oficio” aunque vocacional les presentara el desafío de hacer LITERATURA con mayúscula.

Algunos que transitaron la experiencia lo lograron, otros viraron hacia otras expresiones artísticas. Lo más importante es que disfrutaron de la experiencia de compartir con otros sus historias, sus sueños y utopías… Y de a poco el miedo se fue diluyendo… muy de a poco.

Quitar esos espacio de reflexión y creación, en este caso que relato desde la escritura, es retroceder muchas décadas.

El plan Cultural en Barrios no puede dejar de existir, es matar un proyecto que da vida a los mayores, que permite canalizar vocaciones, que da sentido a la vida de mucha gente de todas las edades que necesita vivir el arte en comunidad.

Sería un crimen (me atrevo a decir Institucional) que nunca tendría castigo para quienes cercenen este espacio de la Cultura. 

 

Lita Llagostera

Circular La Vereda


domingo, 4 de febrero de 2024

Una vez más / Cien niños esperando un tren

Cada cierto tiempo insisto con esta película.
 
Ignacio Agüero documentando el trabajo de Alicia Vega, sus talleres de cine con las infancias en los barrios humildes de Santiago de Chile en dictadura. Aquí se muestra un taller. Pero no fue un año. Fueron décadas. Fueron niñas y niños de distintas generaciones los que pudieron participar en esta experiencia. Hace poco, en pandemia, Alicia (92 años) organizó sus apuntes, sus archivos, y publicó un libro* que es una suerte de suma teológica para no desesperar.
 
Se puede. Muchas cosas se pueden incluso y sobre todo en esos momentos en que pareciera que no se puede nada. Solo que hay que atreverse a explorar caminos no tan transitados o descubrir el camino en el que se encuentran ciertas necesidades y ciertas disposiciones. Descubrir quizás, como dijo mi padre, ese lugar donde nuestra presencia se hace irremplazable. No se pierdan a Alicia, ni a sus niños.
 
 A.

 

 

* disponible para consulta en el patio de los libros

viernes, 19 de enero de 2024

Literatura de cordel

 


Cuando colgamos poemas años atrás (en la calle, usando un cordel tendido en un arbolito, que nos perdone el arbolito), no conocíamos el antecedente de la literatura de cordel. Se dio de colgar y se dio que hubo vecinos que se llevaron escritos "publicados" así y también hubo vecinos que colgaron/publicaron en la cuerda sus propias poesías o escritos. Ni ellos ni nosotros pedimos nunca permiso. Por lo demás tampoco nos conocimos como no fuera leyéndonos. Aunque pareciera diferente no me parece que esa forma esté del todo alejado de los queridos papelógrafos de quien sabemos y los suyos. Al primero que escuchamos hablar de literatura de cordel fue a Rafael Urretabizkaya, en el taller de La Musaranga, que sabe bastante también de andar colgando (es decir poniendo al alcance de la mano) todo tipo de cosas y literatura también. Comparto una nota que cuenta del género literario stricto sensu: literatura de cordel, hermosa experiencia que se prolongó durante siglos. Para seguir pensando (y haciendo). PARA LEER LA NOTA PULSAR AQUI