“Cuando yo era grande, cuando algo me importaba, hablaba mejor. Puede que a los niños les suceda al revés. Cuando algo les importa mucho, se les hace difícil hablar, aunque se sepa. Como si sintiéramos vergüenza de no hablar como se debe. Porque es triste tener que hablar científicamente en la escuela para lograr una nota, un elogio o una reprimenda, y no como se siente en realidad”.
“Pero es que los niños son necesarios en el mundo y exactamente como son”.
Janusz Korczak, autor de estas líneas, es educador. También doctor. Nació y vivió en Varsovia (1878-1942). Por ciertas condiciones de su muerte, se corre a veces el peligro de que esa muerte oculte su vida y su obra. Lo que sorprende es la manera en que están entrelazadas. Su vida, su obra, su lucha. Su opción por los niños. Por las infancias, en su irreductible particularidad. Aquí y ahora. Ese aquí que fue Varsovia y ese ahora de la primera mitad del siglo XX. Muchos educadores lo saben y se ocupan de que su obra se siga conociendo. Lo que tuvo de pionera. Lo que le debemos. Lo que sigue siendo actual. Su diversidad. Una parte puede conocerse a través de sus escritos. Algunos están disponibles en castellano. Por ejemplo, Si yo volviera a ser niño (de ahí son las citas).
Andrzej Wajda le dedicó una película. La versión que se reproduce está en polaco subtitulada en francés. Pero puede verse en italiano subtitulado en nuestro idioma (VER KORCZAK SUBTITULADO EN CASTELLANO AQUÍ).
Sirva esta breve nota para recordar que previo a los hechos narrados en esta película, este maestro tuvo a cargo el orfanato de la calle Krochmalna durante treinta años y que es una vida entera la que dedicó a los niños que estuvieron a su cuidado.