lunes, 22 de febrero de 2021

Travesuras (4)

Escultura - 4 de febrero de 2021

Bajo el nombre de Travesuras publicamos relatos de talleristas que participaron en el programa "Un verano diferente".

 

Una experiencia prometedora

Por María Claudia Martínez, escultora, docente de artes visuales 

Cuando Mariana Lifschitz me contó del proyecto “Un verano diferente” lo primero que sentí fue admiración por el equipo que se propuso esto que durante los meses de cuarentena nos parecía tan lejano: volver a comunicarnos en forma directa, viéndonos y sintiéndonos con las emociones atravesando barbijos y distanciamientos.

Enseguida pasé al entusiasmo de ser invitada a formar parte y así fue que di el Taller de Escultura un mundo en tres dimensiones, una actividad que yo también estaba extrañando realizar. Ese contacto de las manos con la arcilla me parecía lo más oportuno para el momento actual. El modelado en arcilla conecta al niñe con su cuerpo a través del tacto, que es el sentido que enlaza directamente piel con interior. Y como es equilibrante del sistema nervioso central, favorece la actividad de los dos hemisferios cerebrales y la ejercitación muscular. 

La escultura, con el modelado, es una de las artes más primitivas, actúa directo en la emocionalidad más pura. Les niñes están en esa etapa en la que dan respuesta desde su cuerpo: sus emociones y sensaciones y desde ellas a lo intuitivo. Transformar un material de la naturaleza –la arcilla– en un objeto poético, significativo, es atravesar todo el aprendizaje y el desarrollo del planeta en unos instantes. El modelado es tan antiguo como aquel gesto primigenio de pisar el barro y dejar una huella, que luego se hizo trascendente cuando la humanidad lo elaboró para pasar a ser un Arte.

La actividad en “Cualquier lado” tuvo ese tinte mágico que se formó por la combinación de la inocencia y la apertura del grupito de niñes más el encanto que irradia el espacio del patio donde estuvimos. Allí el tiempo pareció detenerse, solo existió la creación –ese espacio donde el reloj no existe.

Un lugar poético solo podría generar poesía y así ocurrió esa tarde de febrero, con un atardecer de enredaderas, piso de madera y unas mesitas con mantel de hule tan acogedoras como las mesas de nuestras abuelas. Y hasta los familiares, que se mantenían observando, con rapidez se unieron a les chiques cuando los invité a sumarse. Seguramente recuperaron un poco de esa niñez que siempre está esperando ser despertada.

Celebro esta iniciativa porque mientras haya adultes disponibles que puedan alojar una experiencia educativa, podremos permitirnos experimentar la libertad espiritual.

 

Escultura - 4 de febrero 2021

Escultura - 4 de febrero 2021
 
Escultura - 4 de febrero 2021


Escultura - 4 de febrero 2021