En el barrio tenemos una amiga que ciertas mañanas espera el vuelo de una mariposa. Se levanta, ha asistido a todo el proceso, sabe donde tiene que poner los ojos y la espera. Es inutil darle cita a esta amiga en uno de esos días, porque no se moverá de su banquito hasta que la mariposa no salga, no despliegue alas. No vuele. A pocos metros de ahí, dos o tres cuadritas más allá, vive Florencia, quien durante un largo tiempo preparó lo suyo. Para saber más sobre este Mariposario, de autoría compartida, madre e hija, se le puede escribir (Flor.knoblovits@gmail.com).
También se puede consultar vía Instagram (AQUI). O seguir las pistas que ofrece esta otra creación. Y así...