sábado, 7 de abril de 2018

Volver


(Y de pronto fue el silencio,
como despertarse
en medio de la noche.
Sin el murmullo
de la noche...)


Durante un tiempo
continuó viviendo
acompañado,
rodeado de las voces,
las risas,
algún sollozo
percibido sin querer,
músicas varias
que trajo en él.


Se le veía una velada sonrisa
en todo el rostro,
sutil,
discreta.
También un cierto
fulgor -no común-
en sus ojos


Y de pronto fue el silencio,
como despertarse
en medio de la noche.


El silencio lo empujó,
sin brusquedad,
firmemente.
Quiso gritar pero
el silencio con un gesto
dijo no.


Salió al jardín, estaba
el viento en los árboles,
estaban
los pájaros, la risa de unos niños,
el ladrido desganado de un perro.
Aguzó bien el oído,
pero no, no oyó
la voz entre las voces,
la risa entre las risas,
el sollozo quedo,
contenido en la penumbra.


Se sentó sobre la hierba,
la espalda contra la higuera.
El celaje era presagio.
Lo envolvió la sombra.
Esperó -esperó?-
toda la noche,
alguna de las músicas varias...
Desolación.



Miguel Praino