miércoles, 18 de julio de 2018

Nostalgia de una Isla

  Antonia habla sobre cartas perdidas, Valeria rescata el valor de la palabra que merece ser escuchada, y entonces recorro nuevamente los poemas que Brigi escribió para mitigar la nostalgia de una isla y de un gran amor.

Volver a tus cielos tan azules,
a tus arenas blancas de gaviotas,
a la risa y llaneza de tu pueblo
hecho niño, hecho son; bello poema.
Pequeña isla de amor en mi recuerdo,
Habana Vieja, Catedral de espuma.
                  
En el principio, hubo un intenso intercambio de flores, palabras y miradas.

Te asombraste por los jazmines.
Te dí también el libro que más amaba.
Me sonreíste.
Supe entonces que a nadie miraste con tanto afecto.

Pero era más que “afecto”: era un encuentro largamente presentido.
     
Estuve buscándote
en alas de la vida.
(…) Amaba yo tus ojos,
bebía tu sonrisa,
y aún sin conocerte
ya tanto te quería.

Será el amor que llenará mis días,
agobio y alegría...
Tú estarás siempre en mí
volviendo cada día.

Y sé que las sierras serán morenas como tu gente;
negras, aceitunas, blancas.
Y sentiré el silencio.
Entenderé tu magia.

Todo lo que muchas veces nos enseñó acerca del amor, y todo lo que su apasionado corazón podía ansiar fue, por un momento, bellamente cierto.      

Eres tú
mi dueño…
El mejor regalo
que me diera el cielo.

Sin embargo, el deleite pronto se malogró porque él no supo “que en darse está la dicha”. A partir de allí, comenzó una espera que se hacía cada día más difícil.

¿Cómo está tu calle, tu casa, tu niña, tu joven corazón?

Te recuerdo dulce, frutal, ¿me recuerdas? (…) Me urge saber de Vos, para saber de mí.

Espero recuerdes mi sonrisa traviesa,
tú la provocas…

Mi obstinado corazón te llama con insistencia.
¿Qué debo hacer?
Me faltas.

Te sigo por ausencia
y en presencia,
te busco en mis sueños
tan soñados,
y al presentirte
en todo lo que he hallado,
me urge encontrarte
en toda la belleza.

Hubo, quizás, un último encuentro, o al menos ella así lo esperaba.

Se quebrará el estío, cristal y chispa.
Volverás en otoño a celebrar la vida.

Como haya sido, no alcanzó. Y entonces Brigi hizo un intento heroico de mantenerlo vivo en su memoria.
     
Trataré de contarte. Quizás sea como contar estrellas. O hasta que dejemos de soñarnos.

Y acaso un día abandonó aquél sueño, pero conservó su amor.

Carlos Semorile