Es
grato, una vez más, volver al tema del metro cuadrado (tal como lo planteó
alguna vez el querido Paulo Freire) y también a Ana Cacopardo que,
reflexionando sobre otras coyunturas, recalcaba hace unos años: “ese otro
mundo posible, ese que soñamos, también está entre nosotros. Aunque no salga en
la televisión. Está en nuestras fraternidades. En el poder de lo
pequeño”.
Ese
otro mundo posible, completamente presente en una vereda de Buenas Aires, es lo
que se encontró hoy una amiga cuando salió a pasear con su hijo. Una huerta en
la vereda. Una huerta que es de todos y que, promovida desde una casa, está
cuidada por adultos y por niños. La huerta cuenta también con una biblioteca al
paso y un banquito para sentarse a leer...
Tenemos
un gran esperanza de comunicarnos con quienes llevan adelante este
trabajo y ojalá conocerlos. Mientras vemos cómo podría suceder eso, compartimos
algunas imágenes. Una tomada esta mañana por nuestra amiga y otras sacadas
de la página que presenta el proyecto: La huerta de la cuadra.
Ahí
puede leerse a modo de presentación: “La Huerta de la cuadra es un punto de
encuentro, creación y organización conjunta, donde se hace Huerta y Arte a
cielo abierto. Juntos vecinos, docentes y amigos sembramos semillas de vereda y
vecindad, de barrio y de comunidad, de red y solidaridad...”
Con
lo cual queda claro, si acaso hiciera falta recordarlo, que solos podemos hasta
ahí… Juntos vemos un poquito más allá, damos otros pasos, tomamos otros
rumbos, caminamos más y mejor.
Se
puede ver también el video que dedicó Paka Paka a experiencias parecidas y a
esta en particular.
Cándida