sábado, 21 de julio de 2012

Paka Paka nuestro de cada día


En la medida en que algunos lectores se conectan desde Rusia quizás no esté de más recordar que Paka Paka es un canal de la televisión argentina dirigido a niños de 6 a 12 años, desarrollado por el Ministerio de la Educación.

Extrañamente, es en la televisión –esa “caja boba” como ha dicho el poeta Acho Manzi– donde se está dando una experiencia cultural francamente innovadora. Me atrevería a decir que todas las personas interesadas en temas culturales –no sólo culturales porque éstos nunca son exclusivamente culturales– deberían mirar un poco el Paka Paka nuestro de cada día, tengan o no tengan hijos, nietos, sobrinos, etc. ¿Por qué? Porque quizás haya en ese espacio un camino al que nos podemos remitir para seguir creciendo los que, para bien o para mal, tenemos más de 12 años. La consigna de Paka Paka suena en todo caso a invitación: “El Poder de la Imaginación”.

¿Qué muestra el canal? Por ejemplo, niños que hablan sobre niños a otros niños. Niños que hablan sobre sí mismos, sobre sus vidas, sus sueños, su entorno, sus costumbres sin la mediación de un adulto. Me refiero desde luego a la palabra, a la manera en que se expresa y no a las condiciones de realización de los programas. No a la convocatoria. Los adultos están presentes, pero en muchos programas entre bambalinas, no son los protagonistas. Los protagonistas son los niños y los adultos que los rodean están ahí para permitirles expresarse (es el caso de programas como Autorretratos, Mi Escuela, La Lleva).

¿Sobre qué habla? Por ejemplo, sobre literatura (Biblioteca Infinita). Sobre ciencia (La casa de la ciencia). Sobre historia (Zamba). Sobre artes visuales (Veo veo). Sobre música (Toco con todos). Sobre derechos (segmentos entre los programas). Sobre Buenos Aires, también, sus barrios. Sobre Argentina, en toda su diversidad. Sobre América Latina, en toda su diversidad. Sobre África, Asia, el mundo. No todos los programas son argentinos. Los hay de muchos países y esto tiene que ver con la manera en que trabaja el canal, remito a los lectores interesados al sitio del mismo*. Pero lo que se quiere subrayar es de qué manera Paka Paka involucra al niño en una relación cultural. No se trata o no se trata prioritariamente de entretener al niño. Claramente la mayoría de los programas –con poquitas excepciones e independientemente de que nos guste más éste que tal otro– están dirigidos a niños que se postula creativos. Ejemplo: “Toco con todos” donde se puede aprender a hacer instrumentos de música con (casi) nada y a transformar la boca en instrumento sin decir palabra. Otro ejemplo: Los experimentos de La Casa de la Ciencia. O sea, niños que saben y seguirán sabiendo. Niños que hacen y seguirán haciendo. Niños que tienen su peculiar definición de esto o lo otro.

Hay más. Es raro que la televisión reflexione sobre sí misma. En Paka Paka encontramos también una exasperante gallina que crítica al gallo que se pasa el día viendo televisión y muy especialmente un noticiero (Kikiriki): “¡es la misma porquería de siempre!” grita la gallina y el gallo niega, dice que es “diferente”: “claro, insiste la maldita gallina, ¡vos porque te conformás con poco!”. Eso es lo que no hace Paka Paka y nos invita a lo mismo. A no conformarnos con poco. A eso invita también a nuestros niños. Por eso pienso que si tenemos suerte y voluntad, si Paka Paka (y todo cuanto hace posible este canal) puede seguir desarrollándose, de acá a algunos años la diferencia entre adultos se dará también en esos términos: los que vieron y los que no vieron Paka Paka que se asemeja a “una escuela de todas las cosas”.

Durante varios años la televisión se me presentó como el circo romano. En peor. Porque es una poderosa máquina que banaliza todos los males que aquejan nuestras sociedades, manipula la información, tiende a generar depresión colectiva (las noticias tienen que ser “malas” o no son y si además es posible deformarlas, agravarlas, de manera a que estemos convencidos de que el fin del mundo es para mañana o pasado mañana, mejor), favorece ciertos modelos culturales en detrimento de otros y, más generalmente, vende todo lo que puede ser vendible. Como si esto fuera poco, la televisión nos mantiene sentaditos, ordenaditos y –debe haber algún vinculo– gorditos. Estos aspectos del problema tienen una solución fácil: se apaga. Hay muchas otras maneras de enterarse de lo que pasa fuera de casa. Pero Paka Paka junto a otros canales similares señalan que desde la misma “caja” se puede emprender una suerte de batalla. Esa batalla es cultural. Y es otras cosas más. Habrá que seguir investigando.

Ahora bien. Respecto a la mayoría de los canales que no son Paka Paka ni asimilados… Referirse al poema de Acho Manzi que fue canción. Entre otras cosas dice así. “Dale al electrón… dale al electrón… dale con la lanza… y en el corazón…”

Antonia

*Si le interesa visitar el sitio internet de Paka Paka: busquelo y haga su propio experimento.