domingo, 3 de septiembre de 2017

De cartas y exilios

“Vino de visita el tío Rodrigo, él vive en Alemania, y también está aquí exiliado. Lo hemos pasa­do muy bien con él, es divertido y nos hace reír mucho. El toca la guitarra y me cantó muchas canciones infantiles chilenas. Algunas las conozco, por el disco de la Charo Cofré. Me trajo una muñequita de trapo chilota, y le puse Tití. Nos contó que estuvo en Paris, y que quería ir a dejar un sobre al correo. Otros exiliados le dijeron que en el metro había un correo así que fue para allá. Pero no encontró el correo, sólo un letrero que decía “correspondance”. El pensó que se tra­taba del correo, pero se le aparecían más trenes de metro. Estuvo así, mucho tiempo, buscando el correo siguiendo todos los letreros de “correspondance”. Lo que no sabía, era que “correspon­dance” significaba “cambio de andén”, y no correo.”


Fragmento. Un exilio para mí. Cartas y memorias del exilio chileno,  de Leonor Quinteros

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