A pedido de Josefina y como prolongación del encuentro del domingo 6 de agosto, va un fragmento del texto leido esa noche. Pero, ojito, no vale andar acuchillando textos. Las referencias más abajo.
*
“Hamlet,
en efecto, como es sabido y más o menos proverbial, no se decide. […]. Tiene
que actuar, pero sabe que elegir uno de los caminos que tiene frente a sí es
perder algo de lo que le promete el otro, y preferiría no hacerlo. Preferiría no perder nada. Y como él único
modo de no perder nada es no actuar, no actúa. No actúa y justo por no actuar
desencadena la tragedia […] ¿Qué habría pasado, me pregunto, si en lugar de
príncipe hubiera sido traductor? Supongo que habría muerto menos gente, y que,
salvo de hambre, no habría muerto él mismo: la profesión de traductor es en
general menos riesgosa que la de príncipe renacentista. Pero me gustaría
aventurar, sin haber sido nunca príncipe, y habiendo sido solo unas pocas veces
–y de puro irresponsable– traductor, que no debe ser menos angustiante que
ella, ni menos conocedora de esa sensación primordial que experimentamos cada vez que nuestro camino se abre en dos
direcciones diferentes y solo tenemos como consejeros a nuestra prudencia,
nuestro buen sentido, nuestra sabiduría para aceptar las pérdidas que nos
imponga nuestra decisión y nuestra determinación para, seguros de una sola
cosa: de que fracasaremos, avanzar*”.
Eduardo Rinesi
* El subrayado es nuestro
Ref. Actores y soldados. Cinco ensayos hamletianos, Buenos Aires,
Ediciones UNGS, 2016, [Capítulo 1: "No es posible que nos entendamos", p. 31].